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Memphis

2016-07-23 by Pablo J. Davis Leave a Comment

¡”Por” algo hay que traducir bien!

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Querida lectora o lector,

“Latinos para Trump” rezaban los carteles en la Convención del Partido Republicano esta última semana. Obviamente debería haber sido “Latinos por Trump” o “Latinos con Trump”. Quien confeccionó el cartel no se dio cuenta de que “para” no es la traducción correcta de la preposición for en la frase en inglés, Latinos for Trump. (Otra versión del cartel que se vio por ahí era más desatinada aun: “Hispanics para Trump”!)

Latinos-Hispanics para Trump

Escenas de la Convención del Partido Republicano de EEUU, celebrada en Cleveland, Ohio del 18 al 21 de julio 2016.

El significado principal de “para” es “a fin de, destinado a, para consumo o uso de”. Así decimos “papel para fotocopiadora” ó “vegetales para ensalada”. “Latinos para Trump” entonces, es como si se dijera, “Latinos a ser usados por Trump”.

Sin querer, el error comunicó otras cosas también: “Quien hizo este cartel no es latino” ó (mejor dicho) “no es hispanohablante nativo”. Peor aun: “No nos importan los latinos, sólo queremos sus votos”.

La mala traducción es veneno. Socava el mensaje de uno, lo hace quedar como tonto y transmite señales poco afortunadas—sobre todo esta: “Esto no nos importa lo suficiente como para hacerlo bien”.

Cada vez que una organización le asigna una tarea de traducción a algún empleado sin otro antecedente ni calificación que el de (presuntamente) “hablar español”, el resultado casi seguro será embarazoso o peor.  Incluso, tal vez, fatal: imagine sin más el caso de la traducción de un manual de seguridad.

¿Quién dejaría que su cuñado que “hace pinitos en cosas de electricidad” haga el cableado de su casa? ¿O que el vecino que una vez tomó un curso de primeros auxilios le opere al hígado? Sin embargo, es lo que se hace frecuentemente con la traducción (y su contraparte oral, la interpretación). Se trata de destrezas profesionales, técnicas, que exigen estudio, capacitación y experiencia. No es algo que se pueda hacer sólo porque uno “más o menos” sabe un segundo idioma—ni aun, siquiera, por el hecho de ser bilingüe.

¡Buenas palabras! Good words!  

Pablo

Copyright  ©2016 by Pablo J. Davis.  Se reservan todos los derechos. Una anterior versión de este ensayo apareció originalmente en la edición del 31 julio al 6 agosto 2016 de La Prensa Latina(Memphis, Tennessee), como la entrega número 191 de la columna semanal bilingüe “Misterios y Engimas de la Traducción/Mysteries and Enigmas of Translation”.  Pablo Julián Davis, PhD, CT es Traductor Certificado por la ATA (American Translators Association), inglés>español, e Intérprete Certificado por los Tribunales del Estado de Tennessee inglés<>español, además de entrenador en los campos de la traducción, interpretación y competencia transcultural. Es doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Johns Hopkins, y actualmente candidato al Juris Doctor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Memphis (mayo 2017).

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2016-04-21 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Editoriales “cartoneras”: ¡el libro por y para todos!

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Algunos cuentos son originales, otros son clásicos de dominio público. Algunos están llenos de ilustraciones, otros son para colorear. Las variaciones son infinitas. Pero las tapas son todas de cartón reciclado, con títulos y arte pintado a mano. Cada uno es personal… ¡un original! cartonera foto1

Es el fenómeno “Cartonera”—movimiento cultural de base nacido en Argentina durante la crisis económica de comienzos de este siglo. Se trata de editoriales de barrio, cooperativas. En la última década y media, se han extendido a toda América Latina.

Y ahora el fenómeno está echando raices en el Medio Sur de EEUU al fundarse “Memphis Cartonera” entre estudiantes de Rhodes College y grupos comunitarios locales. La Dra. Elizabeth Pettinaroli, profesora de Literatura y Lengua Española en Rhodes, hizo investigación de campo en cartoneras de Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay y ha coordinado los esfuerzos locales con socios comunitarios.

La meta: repensar el lugar del arte y la literatura en nuestras vidas, promover creatividad, alfabetización y sostenibilidad.

Los talleres actualmente en marcha, con el nombre del grupo que sirve de sede y anfitrión para cada uno: Centro Cultural (libros de cómics a la Cartonera), Teatro Bilingüe “Cazateatro” (Cartoneras para niños y grandes), Danza Azteca Quetzalcóatl (taller de poesía hispano-nahua), Refugee Empowerment Program (programa después del día escolar), Latino Memphis/Abriendo Puertas (taller con estudiantes de prepa/highschool), Caritas Village (libros Cartonera para programa de lectura después del día escolar).

Para aprender más, hablar con participantes y disfrutar de lo creado hasta ahora, este sábado 23 abril (6-9pm) en StoryBooth, 431 N. Cleveland en Crosstown Arts es la fiesta de apertura y exhibición de Memphis Cartonera. Libre y gratuito. Venga, pinte, lea… ¡y haga su propio libro estilo Cartonera! Sigue domingo 24 abril (12-5pm).

Mayor información: Dra. Elizabeth Pettinaroli, 901-843-3828, pettinarolie@rhodes.edu. Con el patrocinio de Rhodes College.                           

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2016-03-26 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Luna y lengua

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Esta última semana trajo no solamente luna llena (o, agraciadamente, “plenilunio”), ingl. full moon, sino también un eclipse lunar penumbral.  La mayoría estamos muy alejados del campo, y del otrora hechizo ejercido por el cielo nocturno… pero nuestra compañera celestial no ha perdido el poder de abrumarnos con su belleza.

Las lenguas humanas dan fe de la huella profunda dejada por nuestro único satélite natural. En estas líneas, echaremos un breve vistazo a esa huella, a través de palabras y frases, en español e inglés principalmente.

penumbral lunar eclipse march 2016La casualidad de que Luna (Moon, en inglés) y Sol (Sun) tengan el mismo tamaño aparente en el cielo terrestrial, sin duda ha contribuido a que las culturas humanas los vean como pareja, encarnando dualidades como macho/hembra, oro/plata,  noche/día. La asociación luna-hembra es profunda: las fases lunares tienen su eco en el ciclo menstrual femenino.

El “lunes” (lundi, francés; lunedì, italiano) es su día; “Monday” en inglés (Montag, alemán). El “mes” (de mensis, latín), o month en inglés, también llevan su impronta.

Otro lazo: luna y locura. El loco es “lunático” (lunatic). En inglés coloquial se le dice looney (LU-ni) y looney bin (la caja de los locos) es un psiquiátrico.

En inglés, to moon es andar penando por un amor no correspondido (un uso algo arcáico), o enseñar las nalgas como burla o insulto.

“Lunar” por marca o mancha en la piel (birthmark en inglés) se debe a una antigua creencia en la influencia de la luna. En inglés, como no hay equivalente por alunizaje, se dice “Moon landing.”

El poder del “claro de luna” (moonlight) sobre los jóvenes amantes es archiconocido y los poetas y letristas han sido sus cómplices durante siglos.

La curiosa palabra “sublunar” significa “terrestre, mundano.” En un sermón del siglo 18, Samuel Johnson llama a quienes lo oigan a que “se despidan de las vanidades sublunares” y que en lugar de éstas, “con corazón puro y fe constante, teman a Dios y guarden sus mandamientos”.

Una anterior versión de este ensayo apareció originalmente en la edición del 27 de noviembre al 3 de diciembre de 2015 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), como la entrega número 158 de la columna semanal bilingüe “Misterios y Engimas de la Traducción/Mysteries and Enigmas of Translation”.  Pablo Julián Davis, PhD, CT es Traductor Certificado por la ATA (American Translators Association), inglés>español, e Intérprete Certificado por los Tribunales del Estado de Tennessee inglés<>español, además de entrenador en los campos de la traducción, interpretación y competencia transcultural. Es doctor en Historia de América Latina por la Universidad de Johns Hopkins, y actualmente candidato al Juris Doctor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Memphis (mayo 2017).

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2015-02-21 by Pablo J. Davis Leave a Comment

La queridísima mariquita… y sus muchos nombres

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Querida lectora o lector:

Estamos acostumbrados a pensar en las diferencias culturales. Pero este mundo tiene algunas cosas tan hermosas que, al parecer, en todas partes y en toda época la humanidad las ha amado: la mariposa, la rosa, la cometa, el arcoíris.

Este diminuto insecto, ¿puede que sea amado por todas las culturas humanas?

Este diminuto insecto, ¿puede que sea amado por todas las culturas humanas?

Un diminuto insecto volador, usualmente colorado con manchitas—la “mariquita” o “vaquita de San Antonio” entre otros nombres en español, ladybug en inglés—bien puede reclamar su puesto en este grupo tan selecto.

Los nombres en inglés y en español tienen una sutil conexión: lady (dama, señora) sería por la Virgen.

Algunos más: la bête à bon Dieu (francés: el bichito del buen Señor), bozha kapovka (ruso: la vaquita de Dios), lieveheerbeestje (holandés: el animalito del buen Señor), moyshe rabbeynus ferdele (o bien) kiyele (idish: el caballito, o la vaquita, de Moisés).

¿Por qué este cariño tan intenso que suele entrar en el terreno de lo sagrado? El colorido se parece al de la mariposa y las manchas nos recuerdan a la vaca. Caminan sin miedo sobre nuestras manos. Y consumen plagas agrícolas como los áfidos.

Algunas tradiciones (como la judía) rehusan nombrar al Señor: de ahí el uso de Moisés. El español, de modo similar, emplea el nombre de la Virgen o de San Antonio.

Esta bendita criaturita fue, tal vez, una de las alegres inspiraciones de la sentencia de Robert Louis Stevenson, The world is so full of a number of things/ I’m sure we should all be as happy as kings, que traduzco así: “El mundo tiene tanta cosa maravillosa, que toda alma debería ser dichosa.”

             ¡Buenas palabras/Good words!

Pablo

Pablo Julián Davis, PhD, CT es Traductor Certificado por la American Translators Association (Asociación Norteamericana de Traductores) ing>esp, e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee ing<>esp. Una versión anterior de este ensayo fue escrita originalmente para la edición de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee) del 24 al a 30 de enero, 2015, como parte de la columna bilingüe semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

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2013-11-21 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Cómo trabajar con un intérprete

Si usted es paciente o médico, cliente o abogado, es muy probable que en algún momento use los servicios de un intérprete. Algunas ideas y consejos al respecto:

  1. “Intérprete” es quien convierte el diálogo hablado de una lengua a otra, “traductor” quien lo hace con textos escritos: dos oficios separados, dos destrezas bastante distintas (aunque hay profesionales que se desempeñan en ambos campos, a alto nivel).
  2. Utilice en lo posible, a un intérprete profesional, certificado por: Legal: La Suprema Corte de su estado (Certificado es el nivel más alto, Registrado significa que la persona no ha aprobado todos los examines necesarios), los Tribunales Federales ó NAJIT. Médico: IMIA, CCHI ó NBCMI. (La ATA certifica a traductores en particular.) Estas certificaciones conllevan un nivel de confiabilidad y profesionalismo importante. Además, pueden verificarse; representarse falsamente como certificado, constituye el delito de fraude.
  3. Es muy común usar a hijos o amigos bilingües como intérprete. En asuntos legales o médicos, particularmente, esto no es nada aconsejable. Hay demasiado en juego para dejar la cosa en manos de amateur. Además, hay asuntos que los hijos menores no deberían estar oyendo y tratando.
  4. No se siente muy natural, pero haga el esfuerzo de mirarle a los ojos a la persona con quien está hablando, de tratarlo directamente como “usted”—casi como si el intérprete no estuviese allí.  El intérprete es una parte fundamental de la interacción, pero en sí no es parte de la conversación. Por lo tanto, no le hable al intérprete, ni le diga, “Pregúntele a la doctora si…” El intérprete debe usar la primera persona, “Yo” (en inglés, I), salvo que, al hablar por sí mismo, debe usar la tercera persona: “El intérprete quiere aclarar…”
  5. En la interpretación, hay dos modalidades principales: la consecutiva y la simultánea.  En la consecutiva, un individuo habla, luego pausa y el intérprete interpreta lo que acaba de decir ese individuo. Si se está haciendo interpretación consecutiva, es importante que usted use frases cortas, para que el intérprete pueda ser lo más exacto posible. Si dice números, direcciones o fechas, trate de pronunciarlos despacio.  En la interpretación simultánea, se interpreta en “tiempo real” todo lo que se dice; un intérprete profesional capacitado puede mantener un ritmo igual a la persona o personas a quienes interpreta, con sólo 1 o 2 segundos de demora.
  6. La interpretación es una de las actividades más complejas que puede desarrollar el cerebro humano. La presión sobre el traductor es grande, especialmente en los campos legal y medico, y es mental y físicamente agotador. Respetar la necesidad de descansos por parte del intérprete, o, si el encuentro es largo, de los intérpretes, es importante no solamente por la salud del profesional, sino también para asegurar un nivel de trabajo lo más alto posible.
  7. Si duda de cómo se interpretó (tradujo) alguna palabra, pida amablemente que se repita.
  8. Si el intérprete toma una pausa para hacer una pregunta, o para aclarar alguna duda, no se asuste: esto es casi siempre una señal de profesionalidad.
  9. Si lo dicho por el intérprete es mucho más corto, o mucho más largo, que lo que dijo usted u otra persona, puede haber un problema. El intérprete no tiene que dar un resumen de lo dicho, ni tampoco embellecer ni agregar nada. No se trata de que el número de palabras sea exactamente igual, pero el largo y el nivel de detalle entre el enunciado original y la interpretación deben guarder una relación aproximada.

Pablo Julián Davis, PhD, CT, cuenta con más de 25 años de experiencia profesional en interpretación y traducción entre inglés y español. Como intérprete, es Certificado por la Suprema Corte de Tennessee y ha aprobado el examen escrito de las Cortes Federales. Desarrolla una labor variada, con especialización en lo legal y judicial, además del campo médico y otros. Le ha tocado interpretar a distinguidas personalidades a nivel mundial, entre ellas Rigoberta Menchú Tum (Premio Nobel de la Paz), la teóloga Ada María Isasi-Díaz, el periodista David Bacon, el escritor Julio Cortázar y otros.

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2013-09-27 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Herencia hispana: por qué importa el español

La Mezquita y Catedral de Córdoba, en el Sur de España, se considera uno de los tesoros de la cultura humana y está entre los sitios de Patrimonio Mundial de la UNESCO. En su majestuosa geometría, logra plasmar el complejo encuentro de Áfria, Europa y Asia que se fue desarrollando a lo largo del Medioevo ibérico, y que influyó profundamente en la evolución de la lengua española moderna.

Es fuerte el predominio del español entre las lenguas extranjeras en Estados Unidos. Lo estudiaban 865,000 universitarios en el 2009; lo seguían el francés (216,000) y el alemán (96,000). El español convoca a más alumnos que todas las demás lenguas extranjeras juntas. En los grados K-12 (para usar el término norteamericano) de las escuelas públicas, las cifras son aun más abrumadoras: en 2007-08, 6.4 millones de alumnos cursaban español (el 72% de todos los estudiantes de lenguas extranjeras) al lado de apenas 1.3 millones para el francés en el segundo puesto.

¿Por qué se estudia tanto “la lengua de Cervantes” en EE.UU., si bien no siempre con un éxito rotundo? A continuación, algunas de las motivaciones más comunes:

Una población grande y creciente. La población hispanohablante de EE.UU., más de 40 millones, sobrepasa a las de la casi totalidad de los países hispanos. Para muchos norteamericanos, las cifras del Censo de por sí demuestran la importancia del español y subrayan la conveniencia de aprenderlo. Por no hablar de la geografía, que ubica al país hispano más poblado del planeta en la frontera sur de EE.UU. y millones de hispanohablantes más en las Antillas, a poca distancia de las costas de la Florida.

Servicio comunitario.  Gran número de jóvenes de nobles ideales buscan aprender el español para poder desarrollar actividades de servicio a la comunidad inmigrante, en áreas tales como alfabetización, salud, asesoramiento legal y educación, o bien en misiones de fe religiosa. A su vez, estas interacciones devienen en muchos casos un vehículo para el ”aprendizaje en servicio”, donde lo aprendido en el salón de clases se somete a la enriquecedora prueba de la experiencia real.

¿Lengua “fácil”?  La percepción del español como de fácil aprendizaje está muy difundida. De hecho, los universitarios norteamericanos típicamente lo ven como el modo más accessible de llenar el requisito de lengua extranjera de su institución. Es una verdad a medias: indudablemente, el español es una maravilla de consistencia gramatical y fonética, debido en gran medida a la Gramática de Nebrija (año 1492), una de las más tempranas para cualquier idioma moderno, como asimismo la fundación en 1713 de la Real Academia Española. Pero alcanzar un verdadero dominio de la lengua, ni remotamente puede considerarse tarea fácil.

¿Una lengua “cómica”? La frecuente fascinación con el llamado “Spanglish” —la incorporación de palabras y estructuras del ingles en el habla inmigrante— interpreta como cosa rara un fenómeno completamente natural cuando entran en contacto poblaciones con diferentes idiomas. Es un recurso lingüístico, no un dialecto ni mucho menos un idioma propio. El fenómeno inverso, bastante distinto, es el llamado “Faux Spanish” (falso español) entre angloparlantes: con frases como “no problemo” (no hay problema), “perfectamundo” (perfecto, perfectamente), “mucho macho” (muy macho, machote o hasta machista) y “el grande jefe” (gran jefe), transmite una actitud entre juguetona y burlona hacia el español y quienes lo hablan.

Trabajadores. Muchos norteamericanos asocian el español con inmigrantes pobres, en muchos casos indocumentados  —percepción comprensible a la luz de las obsesiones mediáticas y políticas en la actualidad, y tal vez de la experiencia personal. Desde esta perspectiva, la utilidad del idioma pasa por la comunicación con los trabajadores, o por su supervisión en el lugar de trabajo. Pero no se trataría en todo caso de un idioma “serio”, noción expresada no hace mucho tiempo atrás por una prestigiosa escuela privada de Virginia que en su sitio web se jactaba de ofrecer, por razones de rigor académico, solamente francés. Una premisa similar animaba al juez que, en sonado caso de agosto de 1995 en un juzgado de familia de Amarillo, Texas, ordenó a una inmigrante mexicana que dejase de hablar con su hija de cinco años en español, lengua cuyo uso constituía “abuso infantil” y que condenaría a la niña a un futuro “de sirvienta”. (Tanto la escuela como el juez dieron marcha atrás posteriormente, tras sufrir sendas avalanchas de críticas públicas.)

Una cultura “pintoresca”.  En Estados Unidos, es común oir expresiones de fascinación por la cultura hispana, pasando éstas muchas veces por la salsa (cocina) y la salsa (música y danza). Sin lugar a dudas, hay muchísimo interés sincero. A la vez, con adjetivos como “colorido”, “pintoresco”, “simple” y “exótico” se pinta un mundo hispano de campesinos, de vida rural y pueblerina, de una vida sumergida en “la tradición”. Esta perspectiva puede, sin querer, terminar por situar a los hispanos o latinos en un pasado primitivo, incluso fuera del tiempo. En otra perspectiva común, el español es visto como lengua de lugares adonde van muchos universitarios durante el receso de primavera, y otros turistas, a hacer “vida loca”. Se trata, en muchos casos, de lugares que, en un pasado, Estados Unidos conquistó, ocupó o dominó. De hecho, es ésta la otra cara de la moneda de “la lengua de trabajadores ilegales”. Una larga historia de relaciones de poder  ha sembrado hábitmos de pensamiento fuertemente arraigados.

¡Tamaña mezcla de razones y motivaciones (y es sólo un muestreo)! Aquí hay una sincera inquietud por conocer otras culturas,  el llamado al servicio, la fe y el amor a la justicia. Al mismo tiempo, nos topamos con la romantización simplona, la condescendencia y agendas del poder.

Aquí van otras razones, factores clave de la importancia del español y de su aprendizaje, en estos comienzos del siglo 21.

Una lengua global. El español ya ocupa el segundo puesto entre los idiomas del mundo, de acuerdo al número de hablantes nativos, excedido sólo por el chino mandarin. Más de 410 millones de personas (más de 1 de cada 20 seres humanos) lo tienen como primer idioma, más que el inglés que ocupa el tercer puesto con unos 360 millones —aunque el inglés salta adelante del español si se cuenta a aquellos que lo hablan como segundo idioma. El portugués (al que me gusta llamar la lengua “melliza” del español, proximidad que el inglés no goza con ninguna lengua viva) tiene más de 220 millones de hablantes nativos, en su mayoría en la ascendente potencia del Brasil. Los hispanohablantes comprenden en buen grado el portugués y de por sí cuentan con un “envión” natural al abordar su aprendizaje.

Potencia económica. Los 53 millones de hispanos en EE.UU. (¡1 de cada 6 personas!) gastan unos $1.3 trillones (o sea millones de millones) anualmente y el producto bruto interno (PBI) de los países hispanos es de $3.4 trillones, igual a la potencia industrial que es Alemania. Si incluimos a la república hermana del Brasil, la cifra asciende a $5.9 trillones, a la par de Japón. Hay incontables mercados en que vender, trabajos a desempeñar, textos a traducir por personas con un buen dominio del idioma (cosa inseparable de la comprensión cultural).

Una civilización mundial. Los idiomas encarnan la experiencia y creatividad de los pueblos. En el caso del español, esto abarca desde los antiguados legados íbero, celta, romano y germánico, además de la singular presencia rom o gitana (la palabra, derivada de “egiptano”, voz que da cuenta del paso de una porción de esa etnia errante por el Norte de África, por vía Egipto); casi un milenio de coexistencia cristiano-judío-musulmana; el primer imperio global de la historia; y, hoy, veinte sociedades multiculturales de herencia indígena, africana, europea y asiática. Como botoncito de muestra de la riqueza cultural plasmada en el español, consideremos cómo, en sociedades de fuerte mayoría cristiana, se expresa un deseo con la voz Ojalá, derivada del árabe (Inshallah).

El Caballero de la Triste Figura. El Quixote de Cervantes probablemente sea la obra de ficción más conocida y amada del mundo entero. Corona a una literatura que incluye la brillante poeta mexicana del siglo 17, Sor Juana Inés de la Cruz; ese maestro absoluto del estilo moderno, José Martí, caído en combate por la independencia de Cuba; el amado poeta chileno, Pablo Neruda; el argentino Jorge Luis Borges con sus misterios metafísicos; y los grandes relatores de nuestros tiempos, entre ellos el colombiano Garcia Marquez, el peruano Vargas Llosa, el mexicano Carlos Fuentes, la chilena Isabel Allende y Julia Álvarez d la República Dominicana.

La recuperación de la propia herencia.  Para una considerable proporción de los hispanos nacidos, o al menos criados, en EE.UU., el inglés es su lengua dominante o posiblemente único (nótese la diferencia entre las cifras de población hispana, 53 millones, y población hispanoparlante, 40 millones). Para aquellos expuestos al español en la infancia, sobre todo en el hogar (los docentes de lenguas los llaman estudiantes “de herencia”), aprender el idioma puede constituir una poderosa experiencia de recuperación de un patrimonio cultural y familiar.

Una vision de la vida.  Llegar a dominar el español es aprender otra manera de estar en el mundo, una peculiar combinación de seriedad, humor, jerarquía y dignidad. El angloparlante que lo hace, aprende a dejar de lado ese ubicuo pronombre imperial de “I” (¡único pronombre que lleva mayúscula en inglés!), adoptando en su lugar el yo,usado con mucha más moderación: el español reviste cierta modestia.  Uno aprende palabras para relaciones y costumbres que el inglés no puede nombrar: comadre y compadre para quienes apadrinan el hijo de uno, o a la inversa, tocayo para quien comparte el mismo nombre, sobremesa para ese largo y placentero rato que se pasa en la mesa conversando después de la comida. Al decir “Hasta mañana”, se agrega en muchos casos “si Dios quiere”: pequeña pero significativa reverencia lingüística ante la Deidad, o simplemente las incógnitas del porvenir.

Hay muchas rázones validas para estudiar español. Puede ser parte de la preparación para vacaciones en Cancún, o para mejor el funcionamiento de la oficina de recursos humanos de una compañía, o mil cosas más. Pero una pujante fuerza económica global, una literature que se sitúa entre las grandes del mundo y la búsqueda de la verdadera fluidez intercultural ofrecen otras motivaciones que a uno pueden expandirle la mente y hasta cambiarle la vida.

Copyright ©2013 by Pablo J. Davis. All Rights Reserved. Se reservan todos los derechos.

Pablo J. Davis ofrece servicios de traducción e interpretación profesionalmente certificadas, además de variados entrenamientos culturales y lingüísticos, a través de Interfluency.com. Se publicó una versión de este artículo en The Commercial Appeal (Memphis, TN) el viernes 27 de septiembre de 2013.

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2013-06-15 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Pájaros, aves, …birds

Querida lectora o lector,

E.G., un amigo angloparlante con bastante buen dominio del español, nos pregunta por las diferencias entre “ave” y “pájaro” para traducir bird.

Para empezar, ambas son de origen latín: avis y passer (gorrión), respectivamente.

Gorrión y avestruz: ambos son aves, pero comúnmente se llamaría “pájaro” solo al primero.

¿Cómo se divide el terreno de significados (el “campo semántico”, para los lingüistas) entre ellas?

“Ave” es el nombre científico: la Clase Aves, en la taxonomía clásica. Y es amplio: abarca desde el picaflor hasta el avestruz, gorriones, pavos y garzas. Se usa para nombrar subcategorías: aves de rapiña, de granja, ó cantoras. Y es de registro ó tono literario.

“Pájaro”, fiel a su origen, se aplica por lo común a un ave pequeña, voladora y (casi siempre) cantora. Es algo informal, y en clave de humor puede aplicarse a aves que normalmente no se los llamaría así—al pingüino, por ejemplo, o al ganso o al ñañdú (contraparte sudamericana del avestruz, con tres dedos en cada pie).

En inglés, bird carga con casi todo el peso que en español comparten “ave” y “pájaro”.  La raíz latina avis sólo aparece en lenguaje científico-técnico (avian, aviform, aviation). Las aves de rapiña serían birds of prey; las de granja, poultry.

En lenguaje muy informal o vulgar “pájaro” o “pajarito” puede referirse al órgano genital masculino, connotación no ausente de bird cuando al gesto obsceno del dedo medio se refiere (to flip the bird, literalmente: mostrar el pajarito). En algunos países de lengua hispana (antillanos especialmente), “pájaro”, “pato” y palabras afines pueden referirse al hombre homosexual.

El inglés y el español coinciden en algunas expresiones relacionadas a las aves.  Por ejemplo, “Me lo contó un pajarito” tiene su contraparte idéntica en inglés: A little birdie told me.  Ambas lenguas también coinciden con “rara avis” y strange bird para describir un individuo raro.

En cambio, por “Pájaro que comió, voló” uno se disculpa en inglés sin referencia alguna al diminuto ser plumado: ”Sorry to eat and run”.  Y la expresión for the birds (literalmente: para los pájaros) que en ingles significa que algo no tiene valor, no tiene contraparte en español—aunque en Argentina es común el dicho  “Alpiste, perdiste” cuando alguien dice algo del que luego se arrepiente, o más generalmente cuando pierde una oportunidad o comete un error.

Ya que estamos hablando de expresiones relacionadas a las aves, no podemos pasar por alto la jocosa definición del ser humano atribuida a Platón: “El bípedo sin plumas”.

Good words!

Pablo

Copyright © 2013 por Pablo Julián Davis. Todos los derechos reservados. Una versión de este ensayo se escribió originalmente para la edición del 23-29 junio 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), como parte de la columna “Misterios y Enigmas de la Traducción”.  Pablo Julián Davis (www.interfluency.com) es Traductor Certificado por la ATA (inglés>español) e Intérprete Judicial Certificado por la Suprema Corte de Tennessee (inglés<>español).

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2013-05-29 by Pablo J. Davis Leave a Comment

“Cedé”, “cidí”: el juego de las siglas

Querida lectora o lector:

¿Por qué al disco compacto se lo llama ‘CD’ en español, en vez de ‘DC’? Y la pronunciación de ese ‘CD’, ¿por qué es cada vez más ‘cidí’ en vez de ‘cedé’?’

En otra ocasión hemos observado cómo las siglas—abreviaturas hechas de letras (a veces sílabas) iniciales—pueden dividirse en dos tipos: (i) losacrónimos como PEMEX, que se pronuncian como palabras, y (ii) los inicialismos, como ONG, que se pronuncian letra por letra. Estas abreviaturas presentan muchas curiosidades para el traductor… y aquí van sólo algunos ejemplos.

  • En inglés, se usa el inicialismo “UN” (pronunciado “iu-én”) por United Nations, mientras que en español se usa el acrónimo “ONU”, por  “Organización de las Naciones Unidas”.
  • “Láser” nació como acrónimo de Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation (Amplificación de Luz por Emisión Estimulada de Radiación) y fue adoptado directamente por el español. Iguales los casos de “radar”, “scuba” y “MIDI”.
  • El inicialismo CIA (“ci-ay-éy” su pronunciación en inglés) es distinto: a pesar de que su nombre tiene traducción official al español—Agencia Central de Inteligencia—no se llama “ACI” en español sino que se importa el inicialismo del inglés, usado como acrónimo: “la CIA”. Esto se pronuncia como si se escribiera “Cía”—y, de hecho, a veces se usa esta última grafía, que, seguido de un punto, es la abreviatura de “Compañía”. Curiosamente, The Company (La Compañía) es el apodo o nombre informal más conocido de ese organismo.
  • Todavía otro es el caso de compact disc: es “disco compacto” en español pero no se abrevia como “DC” sino “CD” como en inglés. Hasta hace una década, se tendía a pronunciar “cedé” en el mundo hispano; pero cada vez más se oye la pronunciación con fonética inglesa: “cidí”.

Se necesita gran agilidad para traducir o interpretar estos tipos de términos. Han nacido de maneras muy diversas, y diversísimos han sido los caminos que los conducen de una lengua a otra.

Good words!
Pablo

Copyright © 2013 por Pablo Julián Davis. Todos los derechos reservados. Una versión de este ensayo se escribió originalmente para la edición del 12-18 mayo 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), como parte de la columna “Misterios y Enigmas de la Traducción”.  Pablo Julián Davis (www.interfluency.com) es Traductor Certificado por la ATA (inglés>español) e Intérprete Judicial Certificado por la Suprema Corte de Tennessee (inglés<>español).

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2013-05-02 by Pablo J. Davis Leave a Comment

¿Salvar o guardar? ¿Documento o archivo?

Querida lectora o lector,

Un servidor lo va a hacer en pocos minutos; es muy probable que usted también lo haga en algún momento del día de hoy; olvidar hacerlo puede traer dolores de cabeza.

Se trata de uno de los actos más comunes de la vida diaria contemporánea, preservar lo escrito o cambiado en un documento de computadora: en inglés, to save a file.   Esto no tiene una única traducción al español sino varias opciones.

El nombre dominante en inglés para un documento escrito en computadora es file: el significado común de esta palabra en inglés es archivo (cajón, mueble u otro dispositivo para guardar documentos) o carpeta.  En español, la voz que se está imponiendo, sobrepasando a “documento”,  es “archivo”—que en su sentido tradicional puede significar hasta una sala o edificio en que se custodian gran número de documentos.

Resulta curioso llamar así a una cartita, receta, lista de compras u otro escrito simple.

¿Y preservar lo escrito (to save a file)?  Aquí también hay dos posibilidades: “salvar” y “guardar”. La primera traduce directamente to save, pero con la inapta connotación de rescate. La segunda expresa bien el sentido de preservar, pero como si fuéramos a meter el papel en un cajón, dejarlo: inexacto, ya que uno suele “guardar” los cambios y seguir redactando.

La dificultad para ambas lenguas estriba en lo novedoso de la computación: lo que hacemos al “guardar un archivo” no tiene analogía exacta en el mundo de la escritura con tinta y papel.

Good words!

Pablo

Copyright © 2013 por Pablo Julián Davis. Todos los derechos reservados. Este ensayo originalmente se escribió para la edición del 5 al 11 de mayo del 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), como parte de la columna semanal “Misterios y Enigmas de la Traducción”. Pablo Julián Davis (www.interfluency.com) es Traductor Certificado por la ATA e Intérprete Judicial Certificado por la Suprema Corte de Tennessee.

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2013-04-15 by Pablo J. Davis Leave a Comment

La bendita (¿e intraducible?) sobremesa

Querida lectora o lector,

Imagine una comida rica y amena compartida con amigos, o en familia con parientes que vienen de lejos. Ya se comió el postre… y viene el café, o algún traguito… tal vez otra confitura… más café… Y a todo esto, siguen la conversación, las anécdotas, los chistes.

Es la clásica sobremesa, en que la charla y la risa son otros platos y bebidas más.

Ya finalizada la comida, viene esa larga sesión que puede ser amenizada con más postre, vino o café… pero donde el plato fuerte siempre es la conversación: la (al inglés casi intraducible) sobremesa.

Y esa palabra tan bella y cómoda, ¿cómo traducirla  al ingles?

Todo un rompecabezas, porque “sobremesa” carece de equivalente exacto, ni tampoco muy cercano, en inglés.

Los intentos de traducción que hemos visto (entre ellostable talk, after-dinner conversation, and sitting on after a meal) apenas describen el fenómeno. ¡Y, es que la sobremesa es más que cualquiera de esas cosas!

Pero, como dicen, “es lo que hay”. A veces se traduce por descripción, por inexacta y torpe que sea.

En otras ocasiones, se usa la palabra extranjera. Pasa mucho cuando el traductor necesita transmitir cuán diferente, cuán “otra” es una cultura: es el caso de muchas novelas y textos antropológicos.

Es intrigante preguntarnos por qué una lengua no puede nombrar algo que la otra sí puede. En cuanto a la sobremesa, no es, por cierto, que la cosa  no ocurra entre angloparlante. Probablemente, eso sí, ocurre menos; en todo caso, no se le da la suficiente importancia cultural como para asignarle nombre.

Good words!

Pablo

Copyright 2013 Pablo Julián Davis. Todos los derechos reservados.

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