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latinoamericana

2013-11-01 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Halloween y Día de Muertos: miedo y comunión

por Pablo J. Davis

Nos encontramos en el brevísimo intervalo entre el gran festejo norteamericano de Halloween (31 octubre), y el Día de Muertos (1 y 2 noviembre) asociado primordialmente con México, aunque celebrado en diversos países latinoamericanos. Es buen momento para reflexionar sobre cultura, sobre similitudes y diferencias.

La Calavera Catrina, genial creación del artista mexicano José Guadalupe Posada, ya lleva un siglo como el ícono por excelencia del Día de Muertos.

 

Es común la creencia, en Estados Unidos, de que el Día de Muertos es esencialmente “el Halloween mexicano”. Pero, ¿será cierto? Al igual que la palabra ‘amigo’ en español y friend en inglés, que se ubican una al lado de la otra en los diccionarios bilingües y sin embargo se refieren a realidades bastante distintas (lo mismo podría decirse de familia/family, fiesta/party y sinnúmero de otras duplas culturalmente significativas), Halloween y Día de Muertos comparten algunos símbolos y la misma época del año pero constituyen fenómenos culturales bien diferenciados.

Las diferencias entre dos fiestas, a primera vista tan similares, no son precisamente lo que se entiende en lingüistica por el término ‘falsos amigos’.  Esto último se refiere a palabras que a la persona extranjera parecieran significar una cosa, debido a su similitud con alguna palabra familiar en su idioma, pero que en realidad significan otra cosa. Por ejemplo, una persona hispanohablante al leer en inglés que ‘Smith suffered injuries at the hands of Jones’ posiblemente creerá que Jones insultó o calumnió a Smith; en realidad, de lo que se trata es una agresión física, ya que ‘injury’ en inglés significa lesión o lastimadura, y no calumnia como en español. Los falsos amigos pueden ser engañosos, pero en última instancia se corrigen con relativa facilidad por aquellas personas con buen dominio de ambos idiomas.

No es el caso, sin embargo, de los fenómenos culturales.  En ese plano, las diferencias suelen ser más sutiles, y posiblemente no las capte ni siquiera el diccionario bilingüe. La mayoría de los angloparlantes, por ejemplo, son más propensos a llamar a un individuo friend cuando en equivalente situación interpersonal, los hispanohablantes dirían más bien ‘compañero’ o ‘colega’ – reservándose ‘amigo’ o ‘amiga’ para relaciones de amistad más íntimas.  Se puede pensar que la palabra ‘amigo’ es un poco más ‘cara’ en español de lo que esfriend en inglés. Dicho esto sin ánimo de adjudicar superioridad a una ni a otra cultura; simplemente, registramos una importante diferencia cultural, una diferencia que cuando no se comprende, puede causar malentendidos y hasta dolor.

¿Y cómo se relaciona esto con Halloween y el Día de Muertos?  Son dos fiestas, que al parecer son equivalentes muy cercanos, si no básicamente intercambiables, pero que en realidad ocupan lugares muy distintos en cada mapa cultural.  Halloween es, esencialmente, un festejo construido a partir de un desafío o burla a la muerte y sus terrores, a los que se pretende neutralizar teatralizándolos.  Ocurre una especie de juego osado, un bailar frente a lo macabro.

En la cultura mexicana, mesoamericana  y latinoamericana en general, el Día de Muertos es otra cosa. Uno celebra, recuerda, honra a los seres queridos difuntos– padres, abuelos, tíos y otros familiares – y es muy común oir hablar a la gente de ‘mi muertito’ o ‘mi muertita’. A lo largo de las décadas y siglos de la Colonia, se fueron entrelazando tradiciones indígenas, precolombinas y precristianas de culto a los antepasados, por un lado, con los ritos del calendario cristiano y de esa interacción nacieron cosas nuevas: los estudiosos de la historia y cultura religiosa hablan de prácticas religiosas ‘sincréticas’. Así fue que la celebración del Día de Muertos vino a coincidir con el Día de Todos los Santos o la conmemoración de los Fieles Difuntos.

Las ramificaciones rituales de esta festividad son múltiples y complejas. Los pasteles horneados en la forma de calaveras y esqueletos, la creación de figuras de esqueleto en muchos casos vestidos y adornados con sombreros y otros accesorios, la preparación de altares con fotografías de seres queridos y con ofrendas a los mismos, la redacción de versos satíricos y una tradición iconográfica riquísima relacionada con la muerte (su exponente más famoso, José Guadalupe Posada, creó la inmortal ‘Catrina’ cuya imagen se ve arriba a la derecha) son tan sólo algunas de las infinitas prácticas festivas que el Día de Muertos ha generado.

Si bien hay prácticas religioso-culturales en otras partes de la América Latina que guardan ciertas similitudes con el Día de Muertos –por ejemplo, el culto de ‘San La Muerte’ en la zona cultural guaraní del Paraguay, norte de la Argentina y sur del Brasil, de fuerte arraigo popular pero desestimadas por la Iglesia Católica como tradiciones paganas – no hay nada que se asemeje realmente a la centralidad que ocupa el Día de Muertos en la cultura mexicana y mesoamericana.

No obstante, la entereza frente a la muerte y su aceptación, junto a la exigencia de mantener los vínculos de unión con los seres queridos desaparecidos, características fundamentales del Día de Muertos, forman un hilo conector que recorre gran parte del mapa cultural latinoamericano. Hace medio siglo, el gran guitarrista, compositor y cantante argentino, Atahualpa Yupanqui (1908-1992) plasmó en la letra de su canción, “Los hermanos”, esta conmovedora idea:

Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
En el valle, la montaña,
en la pampa y en el mar.        

Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños, cada cual.
Con la esperanza adelante,
con los recuerdos detrás.

. . .

Y así, seguimos andando
curtidos de soledad.
Y en nosotros nuestros muertos
pa que nadie quede atrás.

Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar . . .          

Al final de cuentas, el desafío de interpretar los fenómenos culturales a través de las barreras del idioma nos exige una sutileza de comprensión aún más allá de lo que demanda la traducción.  Dos cosas que lucen muy parecidas pueden ser fundamentalmente distintas. En este caso, dos fiestas que evidentemente tienen que ver con la mortalidad humana: en un caso, un jocoso desafío a la muerte, en el otro, una amorosa y alegre comunión con los seres queridos difuntos.

Copyright ©2011-2013 by Pablo J. Davis. All Rights Reserved. Una versión de este ensayo apareció originalmente en octubre del 2011, en http://interfluency.wordpress.com. Se la vuelve a publicar en versión revisada, con traducción al inglés.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", certificado, certified, cross-cultural, cultura, culture, Davis, Día, Día de los Muertos, Día de Muertos, festivals, Halloween, Hispanic, Hispano, holidays, Interfluency, interpretación, interpretation, intérprete, interpreter, interpreting, Julián, Latin, Latino, latinoamericana, latinoamericano, Muertos, Pablo, Pablo Davis, Pablo Julián Davis, phenomena, phenomenon, traducción, traducir, traductor, translation, translator

2013-01-13 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Yapa, charque y el quechua

Una representación de los famosos puentes de cuerda, una de las hazañas de la cultura quechua-incáica. Extraída de la monumental historia visual del Perú, “Nueva corónica y buen gobierno” (1615) de Felipe Guamán Poma de Ayala.

Querida lectora o lector,

Un lector argentino nos pregunta cómo traducir yapa al inglés.

Este fascinante vocablo se refiere a una añadidura de mercadería entregada al cliente sin cargo, o a cualquier “pequeño extra” de algo.

El origen de “yapa” está en el quechua, la lengua del imperio incáico. El contacto quechua-español fue masivo a partir de 1532; a él se deben voces como “cancha”, “ñato”, “poroto”, “choclo”, “papa”, “mate” y otras.

Para traducir “yapa” al inglés recurrimos, en efecto, al francés: la palabralagnappe (ó lagniappe).

El camino que conduce desde “yapa” a lagniappe tiene sus vueltas:  para empezar, “ñapa” es una variante palatalizada de “yapa”,  donde el primer sonido se forma subiendo la lengua hasta el paladar.

Resulta que los francófonos de Luisiana, zona de amplio contacto con el español, oían “la ñapa” como una palabra, afrancesándola a lagnappe.

La grafía ‘gn’ en francés (como en italiano) ya tiene valor de ‘ñ’ pero agregando la ‘i’ los angloparlantes entendían mejor la pronunciación. En Luisiana, lagniappe también puede significar propina y hasta mordida.

En México, el regalito del vendedor al cliente se llama “pilón” o “piloncillo”. Esta última palabra también significa una pequeña pirámide de azúcar sin refinar. La conexión tal vez sea por haber sido los piloncillos mismos una típica “yapa”, o bien por la idea de la punta que completa la montaña.  (El ensayo de “Mexico Bob” sobre la voz “pilón”, tan ameno como completo, puede leerse en inglés aquí.)

En inglés es común también la palabra bonus (bonificación, bono); la expresión a baker’s dozen (docena del panadero, o sea 13) transmite pintorescamente la idea de una yapa.

Otra voz de origen quechua, “charque” o “charqui” (carne disecada y salada) se traduce al inglés preservando —al igual que el caso de “yapa”— la raíz andina: jerky, raíz que como adjetivo también figura en jerked chicken, delicia jamaiquina.

Good words!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Una versión anterior de este ensayo se escribió originalmente para la edición del 20 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: baker's, baker's doze, bonus, charque, charqui, cultura, culture, dozen, English, español, hispana, Hispanic, inglés, intérprete, interpreter, jerky, lagnappe, lagniappe, Latin, latina, latinoamericana, Spanish, traducción, translation, yapa

2013-01-05 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Dos tipos de educación

Querida lectora o lector,

La semana pasada, veíamos cómo un único saludo en inglés, “Congratulations!”, expresa tanto nuestras “¡Felicitaciones!” por un éxito, cuanto nuestras “¡Felicidades!” ante pasajes vitales como casarse, tener un hijo, recibir el Año Nuevo.

De manera similar, “ser” y “estar” matizan un único verbo inglés, to be.  Se “conoce” a alguien y se “sabe” que 3×3=9; el angloparlante knows ambos. Lo que en el río era “pez”, deviene “pescado” en nuestro plato; en inglés, elfish nunca deja de ser fish.

Los dos significados de “educación” en español. La foto de la izquierda, de autor desconocido, pertenece al Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas (www.inehrm.gob.mx); la de la derecha, de procedencia desconocida. Ambas parecieran ser de la década de 1950.

 

Pero no vayamos a pensar que la lengua de Cervantes es la que siempre hila más fino. En otros casos, le toca el turno a la de Shakespeare.

Tomemos por caso la palabra “educación”. Puede significar, al igual que en inglés, estudio o instrucción formal.

Pero “educación” también es lo que se imparte a los hijos, ahijados, sobrinos.  Pasa tanto por cosas de superficie (decir “gracias” y “por favor”) como de fondo (respeto, gratitud, bondad). Modales y valores.

¿Y a quién le gustaría ser tildado de “maleducado”? Connota cosas feas: malos modales, falta de respeto, egoísmo, grosería.

Nos atrevemos a decir que este segundo significado de “educado” o “educación” es, para los hispanohablantes, incluso más importante.

El inglés expresa este sentido de “educado” con well brought up (literalmente: bien criado) o well-mannered (de buenos modales).  Esta acepción de “educación” sería upbringing o, término más popular, raising.

Good words!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 13 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", certified, comparada, comparativa, comparative, comparison, cultura, culture, Davis, educación, education, hispana, Hispanic, Hispano, Julián, latina, Latino, latinoamericana, meaning, Pablo, Pablo Davis, traducción, translation, translator, words

2012-10-23 by Pablo J. Davis Leave a Comment

El Día de los Muertos y Halloween, dos fiestas comparadas

Calaveras sonrientes, pálidos esqueletos… caramelos, pasteles y otros dulces… Ya casi ha llegado Halloween y también el Día de los Muertos. A estas fiestas las separan tan sólo dos días: en el 2012, Halloween cae en día miércoles (31 octubre) y el Día de Muertos el viernes (2 noviembre). Al parecer, se trata de equivalentes culturales muy cercanos. ¡Sin duda alguna, se ‘traducen’ clara y correctamente una a la otra!

Pero, ¿será cierto? Al igual que la palabra ‘amigo’ en español y friend en inglés, que se ubican una al lado de la otra en los diccionarios bilingües y sin embargo se refieren a realidades bastante distintas (lo mismo podría decirse de familia/family, fiesta/party y sinnúmero de otras duplas culturalmente significativas), Halloween y Día de Muertos comparten algunos símbolos y la misma época del año pero constituyen fenómenos culturales radicalmente diferenciados.

Las diferencias (en muchos casos insospechadas) entre dos fiestas que muchos norteamericanos considerarán equivalentes no es, precisamente, lo que se entiende en lingüistica por el término ‘falsos amigos’.  Esto último se refiere a palabras que a la persona extranjera parecieran significar una cosa, debido a su similitud con alguna palabra familiar en su idioma, pero que en realidad significan otra cosa. Por ejemplo, una persona hispanohablante al leer en inglés que ‘Smith suffered injuries at the hands of Jones’ posiblemente creerá que Jones insultó o calumnió a Smith; en realidad, de lo que se trata es una agresión física, ya que ‘injury’ en inglés significa lesión o lastimadura, y no calumnia como en español. Los falsos amigos pueden ser engañosos, pero en última instancia se corrigen con relativa facilidad por aquellas personas con buen dominio de ambos idiomas.

No es el caso, sin embargo, de los fenómenos culturales.  En ese plano, las diferencias suelen ser más sutiles, y posiblemente no las capte ni siquiera el diccionario bilingüe. La mayoría de los angloparlantes, por ejemplo, son más propensos a llamar a un individuo friend cuando en equivalente situación interpersonal, los hispanohablantes dirían más bien ‘compañero’ o ‘colega’ – reservándose ‘amigo’ o ‘amiga’ para relaciones de amistad más íntimas.  Se puede pensar que la palabra ‘amigo’ es un poco más ‘cara’ en español de lo que esfriend en inglés. Dicho esto sin ánimo de adjudicar superioridad a una ni a otra cultura; simplemente, registramos una importante diferencia cultural, una diferencia que cuando no se comprende, puede causar malentendidos y hasta dolor.

¿Y cómo se relaciona esto con Halloween y el Día de Muertos?  Son dos fiestas, que al parecer son equivalentes muy cercanos, si no básicamente intercambiables, pero que en realidad ocupan lugares muy distintos en cada mapa cultural.  Halloween es, esencialmente, un festejo construido a partir de un desafío o burla a la muerte y sus terrores, a los que se pretende neutralizar teatralizándolos.  Ocurre una especie de juego osado, un bailar frente a lo macabro.

En la cultura mexicana y mesoamericana en general, el Día de Muertos es otra cosa. Uno celebra, recuerda, honra a los seres queridos difuntos– padres, abuelos, tíos y otros familiares – y es muy común oir hablar a la gente de ‘mi muertito’ o ‘mi muertita’. A lo largo de las décadas y siglos de la Colonia, se fueron entrelazando tradiciones indígenas, precolombinas y precristianas de culto a los antepasados, por un lado, con los ritos del calendario cristiano y de esa interacción nacieron cosas nuevas: los estudiosos de la historia y cultura religiosa hablan de prácticas religiosas ‘sincréticas’. Así fue que la celebración del Día de Muertos vino a coincidir con el Día de Todos los Santos o la conmemoración de los Fieles Difuntos.

Las ramificaciones rituales de esta festividad son múltiples y complejas. Los pasteles honreados en la forma de calaveras y esqueletos, la creación de figuras de esqueleto en muchos casos vestidos y adornados con sombreros y otros accesorios, la preparación de altares con fotografías de seres queridos y con ofrendas a los mismos, la redacción de versos satíricos y una tradición iconográfica riquísima relacionada con la muerte (su exponente más famoso, José Guadalupe Posada, creó la inmortal ‘Catrina’ cuya imagen se ve arriba a la izquierda) son tan sólo algunas de las infinitas prácticas festivas que el Día de Muertos ha engendrado.

Si bien hay prácticas religioso-culturales en otras partes de la América Latina que guardan ciertas similitudes con el Día de Muertos –por ejemplo, el culto de ‘San La Muerte’ en la zona cultural guaraní del Paraguay, norte de la Argentina y sur del Brasil, de fuerte arraigo popular pero desestimadas por la Iglesia Católica como tradiciones paganas – no hay nada que se asemeje realmente al Día de Muertos y su centralidad en la cultura mexicana y mesoamericana.

No obstante, la entereza frente a la muerte y su aceptación, junto a la exigencia de mantener los vínculos de unión con los seres queridos desaparecidos, características fundamentales del Día de Muertos, forman un hilo conector que recorre gran parte del mapa cultural latinoamericano. Hace medio siglo, el gran guitarrista, compositor y cantante argentino, Atahualpa Yupanqui escribió en ‘Los hermanos’:

Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
En el valle, la montaña,
en la pampa y en el mar.        

Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños, cada cual.
Con la esperanza adelante,
con los recuerdos detrás.

. . .

Y así, seguimos andando
curtidos de soledad.
Y en nosotros nuestros muertos
pa que nadie quede atrás.

Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar . . .          

Al final de cuentas, el desafío de interpretar los fenómenos culturales a través de las barreras del idioma nos exige una sutileza de comprensión aún más allá de lo que demanda la traducción.  Dos cosas que lucen muy parecidas pueden ser fundamentalmente distintas. En este caso, dos fiestas que evidentemente tienen que ver con la mortalidad humana: en un caso, un jocoso desafío a la muerte, en el otro, una amorosa comunión con los seres queridos difuntos.

Copyright ©2011-2012 by Pablo J. Davis. All Rights Reserved. Una versión de este ensayo apareció originalmente en octubre del 2011, en http://interfluency.wordpress.com. Se la vuelve a publicar en versión revisada, con traducción al español.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", certificado, certified, cross-cultural, cultura, culture, Davis, Día, Día de los Muertos, Día de Muertos, festivals, Halloween, Hispanic, Hispano, holidays, Interfluency, interpretación, interpretation, intérprete, interpreter, interpreting, Julián, Latin, Latino, latinoamericana, latinoamericano, Muertos, Pablo, Pablo Davis, Pablo Julián Davis, phenomena, phenomenon, traducción, traducir, traductor, translation, translator

2012-10-09 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Misterios y Enigmas de la Traducción: el piropo y lo (casi) intraducible

Queridos lectores,

Pasa una agraciada joven por la calle; un caballero, inspirado, le dice: “¿Qué culpa tiene el árbol de haber nacido en el campo, y qué culpa mi corazón por amarte tanto?”

http://tinyurl.com/tuejanica2 ofrece ejemplos clásicos del piropo, algunas poesías sobre el tema y reflexiones sobre la decadencia si no extinción completa de la costumbre.

Sin duda, la escena descrita reviste cierto aire anticuado; hace tiempo que los comentarios obsequiados a la mujer en plazas o veredas tienden a ser menos líricos, y quienes los propinan un tanto menos gallardos.   Pero la tradición hispanolatina del piropo no ha desaparecido totalmente.

Desafíos particularmente díficiles y fascinantes para el traductor lo plantean aquellas palabras que designan un concepto inexistente en el otro idioma… o que acaso existe, pero sin cómo expresarse de modo fluido.

Tal el caso de “piropo” (significado original: rubí o granate rojo) en su acepción de requiebro o elogio brindado a la mujer por el hombre con fineza y algún toque de lirismo e incluso creatividad.

¿Cómo traducirlo al inglés? ¡Tamaño rompecabezas!Los  diccionarios  nos  ofrecen o explicaciones (flirtatious/flattering comment, comentario de flirteo y elogio, del Oxford Concise) o achatamientos (compliment, elogio, del Espasa-Calpe). Y hay quien lo traduce, paupérrimamente, con line: línea  o frase usada  cínicamente con fines de “levante,” por ejemplo en un bar.

Lectores y lectoras, ¿qué ideas tienen? ¿Existe una voz en inglés que exprese lo que es, o era, un piropo? ¿Existe el piropo, entendiéndolo bien como práctica cultural, en el mundo anglosajón?

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Una versión de este ensayo apareció originalmente en La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), junto a su versión en inglés, el 19 de agosto del 2012.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: America, American, certificado, certified, comments, cultura, culture, Davis, flirteo, flirting, hispana, Hispanic, Hispano, Interfluency, intraducibilidad, intraducible, Julián, Latin American, latina, Latino, latinoamericana, lisonja, male-female, Pablo, piropo, requiebro, traducción, traductor, translation, untranslatability, untranslateable

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