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Davis

2013-01-20 by Pablo J. Davis Leave a Comment

¡Peligro! Un “Notario Público” no es lo que parece

Querida lectora o lector,

Muchas de las palabras que consideramos en este espacio pertenecen a la cultura cotidiana: “yapa” y “educación”, “¡Felicidades!” y “¡Felicitaciones!”, el casi intraducible “piropo”.

Buena parte del quehacer traductoril de este servidor, en cambio, es de carácter legal: contratos y testamentos, cartas poder, demandas y reclamos.

Típico sello de ‘Notary Public’ en Estados Unidos. La traducción de este título por ‘Notario’ o ‘Notario ´Público’ no es sólo incorrecta sino potencialmente peligrosa.

En estas faenas, es frecuente toparse con el título de notary public, cuya traducción al español se nos exige.

Notary: ¡Tamaña trampa nos tiende esta palabra!

Pues la traducción obvia y directa por “notario público” es absolutamente incorrecta.

Los lingüistas hablan de “falsos amigos”: aquéllas palabras que parecen iguales, incluso tienen un origen común, pero significan cosas diferentes.

Así fabric (tela) no es fábrica ni sentence (castigo) sentencia, ni compromise(acuerdo, término medio)  compromiso.

En los países hispanohablantes, el notario (siempre es “público” porque requiere autorización del gobierno) es un abogado especializado en legalización de documentos y temas afines. En Argentina, Uruguay y Paraguay, son “escribanos”.

El notary norteamericano no es abogado; los requisitos para acceder a ese cargo son mínimos.

De ahí que la frecuentísima traducción de notary por “notario”, además de equivocada, pueda inducir al público inmigrante al error de creerlos abogados.

De hecho, esta traducción directa está expresamente prohibida por ley en algunos estados, entre ellos Texas y Florida.

Nuestra recomendación general es traducir notary por “fedatario”—individuo autorizado para dar fe de la legitimidad de las firmas y juramentos.

Good words!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 27 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", certificado, Certified Translator, cómo, cómo traducir, Davis, English, error, escribano, español, fedatario, inglés, Julián, law, legal, Memphis, mistake, mistranslation, notario, notary, Pablo, Pablo Julián Davis, public, público, Spanish, Tennessee, traducción, traducir, traductor, translation, translator

2013-01-05 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Dos tipos de educación

Querida lectora o lector,

La semana pasada, veíamos cómo un único saludo en inglés, “Congratulations!”, expresa tanto nuestras “¡Felicitaciones!” por un éxito, cuanto nuestras “¡Felicidades!” ante pasajes vitales como casarse, tener un hijo, recibir el Año Nuevo.

De manera similar, “ser” y “estar” matizan un único verbo inglés, to be.  Se “conoce” a alguien y se “sabe” que 3×3=9; el angloparlante knows ambos. Lo que en el río era “pez”, deviene “pescado” en nuestro plato; en inglés, elfish nunca deja de ser fish.

Los dos significados de “educación” en español. La foto de la izquierda, de autor desconocido, pertenece al Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas (www.inehrm.gob.mx); la de la derecha, de procedencia desconocida. Ambas parecieran ser de la década de 1950.

 

Pero no vayamos a pensar que la lengua de Cervantes es la que siempre hila más fino. En otros casos, le toca el turno a la de Shakespeare.

Tomemos por caso la palabra “educación”. Puede significar, al igual que en inglés, estudio o instrucción formal.

Pero “educación” también es lo que se imparte a los hijos, ahijados, sobrinos.  Pasa tanto por cosas de superficie (decir “gracias” y “por favor”) como de fondo (respeto, gratitud, bondad). Modales y valores.

¿Y a quién le gustaría ser tildado de “maleducado”? Connota cosas feas: malos modales, falta de respeto, egoísmo, grosería.

Nos atrevemos a decir que este segundo significado de “educado” o “educación” es, para los hispanohablantes, incluso más importante.

El inglés expresa este sentido de “educado” con well brought up (literalmente: bien criado) o well-mannered (de buenos modales).  Esta acepción de “educación” sería upbringing o, término más popular, raising.

Good words!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 13 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", certified, comparada, comparativa, comparative, comparison, cultura, culture, Davis, educación, education, hispana, Hispanic, Hispano, Julián, latina, Latino, latinoamericana, meaning, Pablo, Pablo Davis, traducción, translation, translator, words

2012-11-26 by Pablo J. Davis Leave a Comment

“El Macho”, machos y machismo

Querida lectora o lector,

La reciente y trágica muerte del boxeador puertorriqueño Hector “Macho” Camacho ha puesto en los titulares mundiales y en la lengua de muchos, a la palabra que apodaba a ese gran campeón del cuadrilátero, y que es sobrenombre común en el mundo hispano.

La traducción de la palabra “macho” al inglés, en su sentido biológico, es simplemente male (pronunciado ‘meil’).  Ambas voces derivan del latín masculus.

Héctor Luis Camacho Matías, El “Macho” Camacho, oriundo de Bayamón, Puerto Rico y campeón en su momento de siete coronas pugilísticas.

 

Como apelativo informal entre hombres también es común: “¿Cómo estás, macho?”, “¿Qué hacés, macho?” u otras variantes según el país.  El equivalente en inglés sería man:  “How are you, man?”

En inglés formal, el macho de cualquier animal esmale: por ejemplo male rabbit (conejo macho). Pero el lenguaje popular nos da jackrabbit; además de jack,tom y billy: tomcat (gato), billy goat (macho cabrío). Otras palabras típicas para designar al animal macho:buck (ciervo, ardilla, antílope, ferret, etc.), bull (toro, alce, hipopótamo, elefante, tiburón, foca, etc.) y cock(gallo, halcón, pavo, y otras muchas aves).

En inglés la palabra  macho, calcada directamente del español (y pronunciada ‘máchou’) significa hombre hipermasculino, muy viril o agresivo—lo que en español podría expresarse con “machote”. También es de uso frecuente la frase macho man; los mayores de cuarenta o cincuenta años recordarán el título, entre jocoso e irónico, de la canción de Village People del año 1978.  Estos usos, registrados  desde hace siglo y medio, han crecido mucho desde la década de 1960. Por no olvidar a machismo que aparece en el inglés recién alrededor de 1970 (en español se remonta al 1900).

Dadas las connotaciones de macho en inglés, muchos angloparlantes desconocen que en español la palabra simplemente se refiere al sexo masculino, como quien dice que el hijo recién nacido “salió macho”. Es decir que la palabra que en un idioma significa nada más que “del sexo masculino”, los miembros de otra comunidad lingüística la han tomado para expresar una versión extrema de la masculinidad.

¡Interesante, aunque no necesariamente motivo de orgullo, que esta palabra el inglés se la deba al español!

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 9 diciembre 2012 de La Prensa Latina (Memphia, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Pablo Julián Davis es Traductor Certificado por la Asociación Norteamericana de Traductores (ATA) para inglés>español e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee para inglés<>español. Ofrece traducciones, interpretación de primerísimo nivel, además de capacitación cultural inspiradora e interactiva, a través de su compañía, Interfluency Translation+Culture. Se lo puede contactar a pablo@interfluency.com.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: American, Camacho, cultura, culture, Davis, English, Hispanic, Interfluency, languages, Latin, Latino, machisimo, macho, Macho Camacho, macho man, male, man, masculino, Pablo, Spanish, traducción, traductor, translation, translator, US

2012-11-23 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Diciembre, nieve y amores: cómo traducir un mes

Querida lectora o lector,

Llega diciembre, con las fiestas de Navidad y Hanukkah, la Noche Vieja que cierra el año, y el comienzo del invierno en el Hemisferio Norte. Como veremos, tiene intrigantes asociaciones románticas también.

Como lo atestigua la primera sílaba de su nombre, diciembre era el décimo mes en la remota antigüedad romana. De hecho, en el calendario juliano de origen romano, imperante hasta hace cuatro siglos, el Año Nuevo comenzaba en marzo. Posteriormente (posiblemente alrededor de 500 a 400 AEC), se le agregaron al año dos meses más: enero y febrero. Enero devino el comienzo del año de calendario, pero marzo seguía considerándose el comienzo real del año hasta la temprana modernidad: según el país, o bien el primero, el 15  o el 25.   Así, diciembre conservaba de algún modo su calidad de décimo mes.

Bacall y Bogart: está todo dicho.

 

En cuanto a sus connotaciones nevadas, éstas se alejan cada vez más de la realidad en el Hemisferio Norte con los cambios climáticos en curso.  En el Sur, donde diciembre marca el comienzo del verano, son un obvio sinsentido.

Otro sinsentido en el Sur es la metáfora presente en la frase “May-December romance” (a veces expresada en español como “romance primavera-otoño).

El simbolismo de esos meses, precisamente, forma el marco de “September Song” (Canción de Septiembre, 1938), con letra de Maxwell Anderson y música de Kurt Weill: “It’s a long way from May to December/And the days grow short when you reach September” (Hay largo trecho entre mayo y diciembre/Y los días se acortan cuando llega septiembre”)

En lugares como Chile, Argentina y Uruguay, la literatura junto al lenguaje popular oscilan entre el sistema de metáforas heredado de España (los “quince abriles” de una adolescente, por ejemplo) y adaptaciones nuevas, acordes con el entorno geográfico.

La letra del tango No nos veremos más (1935), de la pluma del uruguayo Federico Silva, maneja con hermosura la nueva codificación de los meses y estaciones.  El hombre, tristemente convencido de que su relación amorosa con una joven no puede durar, le canta: “Tu luz de verano me soleó el otoño…/No puedo engañarte, mi adiós es sincero/Tu estás en enero, mi abril ya pasó”.

El ‘Varón del Tango’, Julio Sosa canta “No nos veremos más”

Willie Nelson canta “Canción de septiembre” (September Song)

 

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. All Rights Reserved. Todos los derechos reservados.

Este ensayo fue escrito originalmente para las edición del 2 diciembre 2012 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), como parte de la columna semanal bilingüe Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

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2012-11-21 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Acción de Gracias: frase y fiesta

Llegó el cuarto jueves de noviembre, fiesta típicamente norteamericana y a la vez universal en su festejo de la cosecha, el Día de Acción de Gracias—tal el nombre correcto de Thanksgiving Day en español.

El artista norteamericano Norman Rockwell pintó en 1943 esta representación de una idealizada mesa familiar de Acción de Gracias para expresar una de las “Cuatro Libertades” afirmadas por el presidente Franklin D. Roosevelt: ser libre de penurias.

Como celebración anual, se remonta en forma continua no al temprano siglo 17 y los primeros encuentros entre colonos ingleses y los indígenas de Massachusetts, sino al año 1863, en plena guerra civil norteamericana.  Anteriormente, varios presidentes habían declarado Día de Acción de Gracias en tal o cual año, pero no era un ritual anual.  De hecho, el tercer presidente, Thomas Jefferson, se negó rotundamente a hacerlo, creyendo que atentaba contra la separación de estado y religión que el primer mandatario urja a la ciudadanía a rezar.

¿Por qué se llama así?  Hay quienes oyen en la frase “Día de Acción de Gracias” nada más que una torpe traducción al español del nombre en inglés. Circulan además otras versiones: “Día de las Gracias”, “Día de Gracias” y hasta el jocoso “Día del Pavo”.

En realidad, “Acción de Gracias” se refiere en el léxico católico a una misa especial, o bien a una oración de agradecimiento a Dios.  En la tradición protestante, se usa en forma similar.  Es decir, que antes de la invención de esta fiesta en los Estados Unidos, existió un concepto teológico y litúrgico al igual que una práctica religiosa personal con ese nombre.

En inglés, dar las gracias antes de comer es to say grace; antiguamente, antes de Shakespeare incluso, se decía siempre graces en plural, que, igual que las “gracias” del español, significa sencillamente “agradecimiento”.

En las colonias inglesas, oscilaba la declaración de un día de acción de gracias en ciertos años, y la de un día de penitencia y ayuno en otros, cuando malas cosechas, pestes u otros infortunios se entendían como señal de la ira divina.  Estas declaraciones las formulaban a veces gobernadores, a veces el clero.

Tapa del artista J.C. Leyendecker, revista Saturday Evening Post, 8 diciembre 1917, titulada “El Día de Acción de Gracias de un soldado” plasma la centenaria conexión de las fuerzas armadas norteamericanas con esta fiesta.

 

Esta mezcla de agradecimiento y humildad se reflejaba en los decretos presidenciales de Acción de Gracias, a partir de la Independencia . Junto al agradecimiento a Dios, se acostumbraba expresar remordimiento por los errores nacionales y el deseo de rectificarlos. (Una proclama anterior, la de George Washington en 1789, instaba al pueblo norteamericano ”a unirse en levantar con humildad nuestras oraciones y súplicas humildemente al gran Señor y Soberano de las Naciones junto a nuestros ruegos por el perdón Divino de nuestras transgresiones nacionales . . . “)  Esta nota de arrepentimiento, ya para el último cuarto del siglo 20, ya no se les ocurría más a los presidentes norteamericanos.

Muñeco gigante del Hombre de Hojalata en el Desfile de Macy’s, Nueva York, 1940. El personaje del “Mago de Oz” era toda una novedad, habiéndose estrenado la película el año anterior. El comercialismo, en definitiva, ha constituido por mucho tiempo un aspecto de la fiesta de Acción de Gracias.

 

La fiesta de Acción de Gracias ha asumido las más diversas formas a lo largo de su historia, y de una región a otra. Valgan tan sólo unos ejemplos. En el Sur se asociaba fuertemente con la caza por parte de los hombres, y posteriormente surgió un lazo con el fútbol americano. En la ciudad de Nueva York hasta pasado el 1900, era una ocasión carnavalesca (y con dejes del Halloween anglo-norteamericano) en la que grupos de jóvenes merodeaban por las calles exigiendo caramelos a los vecinos y transeúntes, bajo amenaza de jugarles bromas pesadas. Este tipo de descontroles urbanos dieron pie a un movimiento por domar o amansar la fiesta y hacer de ella un culto a la domesticidad familiar. La incorporación simbólica de las fuerzas armadas a la fiesta nacional, sobre todo en tiempos de guerra, ha sido otro aspecto importante de Acción de Gracias que se remonta a la guerra con España en 1898.

Además de sus diversos modos de celebración, esta fiesta siempre ha generado interpretaciones y  significados variadas y hasta contradictorias. Por un lado, suscita el cariño de mucha gente por no ser comercial y por no ir acompañada de ningún ritual de regalos: al contrario, su centro es una comida compartida con familiares, amigos y personas solas o necesitadas. Sin embargo, desde hace más de cien años, ha marcado el comienzo informal de la temporada de compras navideñas; a partir del temprano siglo veinte, importantes tiendas urbanas patrocinaban enormes desfiles (el más famoso, el de Macy’s en Nueva York, no fue el primero, ya que lo antedata el de Gimbel’s en Filadelfia, iniciado en 1920).

Se la ha visto ampliamente como una fiesta en esencia religiosa: a quien se da las gracias es a Dios.  Otra perspectiva, en cambio, es la de un agradecimiento más difuso, ya sea hacia la naturaleza, los padres de uno, etc. Debate imposible de resolver: los orígenes más remotos son, sin duda, religiosos y así, en su oposición a la proclama presidencial, lo entendió Jefferson. A la vez, la naturaleza protéica y cambiante de la fiesta ha hecho de ella, igualmente sin duda, una celebración en gran medida secular.

Otra contradicción está relacionada con los indígenas.  Por una parte existe la creencia de que el Día de Acción de Gracias es, en parte, un agradecimiento hacia los indígenas norteamericanos por su ayuda a los primeros colonos, la que permitió que éstos sobrevivieran el crudo invierno en una tierra cuyos cultivos desconocían. Por otra parte, hay quienes ven en la fiesta una afirmación de la conquista del indígena y hasta una especie de sacrificio ritual en el que el pavo simboliza al antiguo habitante aborigen.

El origen del Día de Acción de Gracias moderno durante la Guerra Civil, de la mano del Presidente Lincoln, da la clave para entender otra particularidad de la fiesta: por mucho años—incluso en las primeras décadas del siglo 20—era rechazada en el Sur por considerarse una imposición “yankee”. Con anterioridad, ya en las décadas de 1840 y 1850, los luchadores contra la esclavitud usaban Acción de Gracias como ocasión de actos y sermones “abolicionistas”; sumada a la figura de Lincoln, el recuerdo de esta asociación sólo reforzaba, para gran número de blancos sureños su desdén hacia esta fiesta. Ese desdén, claro está, hace mucho que pasó a la historia.

Otra connotación importantísima es la de Acción de Gracias como el día de regreso al seno familiar.  Para una población tan móvil como la norteamericana, esta fiesta había devenido ya para mediados del siglo 19, la ocasión del reencuentro de hijos desparramados por el territorio con sus padres y el hogar infantil. Home to Thanksgiving (De regreso a casa para Acción de Gracias), título de una famosísima litografía de Nathaniel Currier y James M. Ives, del año 1867, expresa perfectamente este elemento. El tema del retorno a casa recorre, con comedia y patetismo, la película Planes, Trains and Automobiles del año 1987 (distribuida en los países de habla hispana bajo el título Mejor sólo que mal acompañado).

Los eternos debates acerca del origen del Día de Acción de Gracias atestiguan su importancia como fiesta nacional. Simbólicamente se lo entiende como una  puesta en escena de los comienzos coloniales, los cuales repite ritualmente. Massachusetts, Maine, Florida y otros estados (entonces colonias) se disputan la primacía en cuanto sede de “la primera comida de Acción de Gracias”—the first Thanksgiving. La búsqueda de este origen es una quimera: sería como tratar de identificar la primera boda. Pues acción de gracias, con miníscula, es un gesto cuyos comienzos se pierden en las brumas del tiempo. Y de las diversas fiestas ocurridas en tal o cual colonia, ninguna ha tenido una continuidad llevada hasta la fecha.

La famosa litografía de Currier y Ives, del año 1867, plasma en su escena rural la noción profundamente arraigada en la cultura norteamericana, de la fiesta de Acción de Gracias como ocasión de retorno a la casa paterna para la población altamente móvil de Estados Unidos.

 

Hoy, pese a sus aspectos diversos y a veces contradictorios, Acción de Gracias sigue como referente insoslayable en el almanaque norteamericano.  Y como lo atestiguan los tamales de pavo,el  pavo al curry, la paella de pavo e incontables variantes más en millones de mesas familiares en todo el país, la fiesta ha mostrado una notable  flexibilidad capaz de acoger e incorporar a generación tras generación de inmigrantes.

En forma sentimental, pero no sin acierto, se ha dicho que el Día de Acción de Gracias es una especie de comunión cívica nacional.  Por cierto, es difícil pensar en otra fecha consagrada, para la casi totalidad de los 300 millones de habitantes del país, a una misma actividad compartida.

 En esta imagen, Disney combina la sentimental noción de que la fiesta de Acción de Gracias es, en parte, un agradecimiento a los indígenas norteamericanos, con una provocativa Princesa Pocahontas.

 

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved.

Pablo Julián Davis es Traductor Certificado por la Asociación Norteamericana de Traductores (ATA) para inglés>español e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee para inglés<>español. Ofrece traducciones, interpretación de primerísimo nivel, además de capacitación cultural inspiradora e interactiva, a través de su compañía, Interfluency Translation+Culture. Se lo puede contactar a pablo@interfluency.com.

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2012-11-18 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Misterios y Enigmas de la Traducción: “Dreamers” y soñadores

Queridos lectores,

A la luz de la reciente elección presidencial en Estados Unidos, resalta el papel activo de los hispanolatinos en la vida política, por no mencionar la cultural, social y económica del país.

Dentro de este marco, surge un nuevo movimiento social de hispanos jóvenes, traídos por la inmigración informal (ilógica, por no decir inhumana, persistir a esta altura en llamarla “ilegal”) a Estados Unidos de niño, y que sueñan con el estudio universitario, el trabajo y todas las posibilidades de una vida plena.

Carteles en una manifestación de “Dreamers”, activistas a favor del proyecto de ley “DREAM Act”. Uno de los carteles cita textualmente a la consabida frase pronunciada por Martin Luther King, Jr. en la histórica marcha a Washington del año 1963.

¿Por qué dan en llamarse “Dreamers”—y no “Soñadores”, en español? Veamos.

Todo idioma asimila palabras de origen extranjero.  En inglés, passport viene del francés; hoosegow (cárcel) deriva de “juzgado”. A propósito del reciente huracán, levee (del francés) y dike (del holandés) significan “dique”.

En español se usan “input” (del inglés), “menú” (del francés), “alcancía” (del árabe), “tomate” (del náhuatl).

Son “palabras préstamo”… ¡aunque nunca se devuelvan!

Hay quienes los clasifican como válidos al suplir un vacío (por ejemplo, el español no tenía cómo decir “láser”), o como innecesarios “barbarismos” cuando el idioma ya contaba con una o más palabras equivalentes (“chequear/checar” por “verificar” ó “revisar”). Pero la voz extranjera, lejos de ser innecesaria, suele ofrecer otro tono ó connotación.

Esto ayuda a entender “Dreamers”. Primero, estos jóvenes luchan por la aprobación del llamado DREAM Act (sigla de “Development, Relief and Education for Alien Minors”); coherente el uso político del nombre y sus matices patrióticas.

Más aún: ¿qué más natural para una generación creciendo en este país, empapada de su cultura, que inspirarse y nutrirse de la fuerza emocional de la frase “American Dream” (Sueño Americano)—y de los ecos de la inmortal frase de Martin Luther King? La lógica de que estos soñadores se llamen “Dreamers” es poderosa. A veces, traducimos mejor al no traducir.

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved.

Se escribió una versión de este ensayo, junto a su versión en inglés, para el periódico La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), publicándose en la edición del 9 septiembre 2012. Apareció como parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

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2012-10-23 by Pablo J. Davis Leave a Comment

El Día de los Muertos y Halloween, dos fiestas comparadas

Calaveras sonrientes, pálidos esqueletos… caramelos, pasteles y otros dulces… Ya casi ha llegado Halloween y también el Día de los Muertos. A estas fiestas las separan tan sólo dos días: en el 2012, Halloween cae en día miércoles (31 octubre) y el Día de Muertos el viernes (2 noviembre). Al parecer, se trata de equivalentes culturales muy cercanos. ¡Sin duda alguna, se ‘traducen’ clara y correctamente una a la otra!

Pero, ¿será cierto? Al igual que la palabra ‘amigo’ en español y friend en inglés, que se ubican una al lado de la otra en los diccionarios bilingües y sin embargo se refieren a realidades bastante distintas (lo mismo podría decirse de familia/family, fiesta/party y sinnúmero de otras duplas culturalmente significativas), Halloween y Día de Muertos comparten algunos símbolos y la misma época del año pero constituyen fenómenos culturales radicalmente diferenciados.

Las diferencias (en muchos casos insospechadas) entre dos fiestas que muchos norteamericanos considerarán equivalentes no es, precisamente, lo que se entiende en lingüistica por el término ‘falsos amigos’.  Esto último se refiere a palabras que a la persona extranjera parecieran significar una cosa, debido a su similitud con alguna palabra familiar en su idioma, pero que en realidad significan otra cosa. Por ejemplo, una persona hispanohablante al leer en inglés que ‘Smith suffered injuries at the hands of Jones’ posiblemente creerá que Jones insultó o calumnió a Smith; en realidad, de lo que se trata es una agresión física, ya que ‘injury’ en inglés significa lesión o lastimadura, y no calumnia como en español. Los falsos amigos pueden ser engañosos, pero en última instancia se corrigen con relativa facilidad por aquellas personas con buen dominio de ambos idiomas.

No es el caso, sin embargo, de los fenómenos culturales.  En ese plano, las diferencias suelen ser más sutiles, y posiblemente no las capte ni siquiera el diccionario bilingüe. La mayoría de los angloparlantes, por ejemplo, son más propensos a llamar a un individuo friend cuando en equivalente situación interpersonal, los hispanohablantes dirían más bien ‘compañero’ o ‘colega’ – reservándose ‘amigo’ o ‘amiga’ para relaciones de amistad más íntimas.  Se puede pensar que la palabra ‘amigo’ es un poco más ‘cara’ en español de lo que esfriend en inglés. Dicho esto sin ánimo de adjudicar superioridad a una ni a otra cultura; simplemente, registramos una importante diferencia cultural, una diferencia que cuando no se comprende, puede causar malentendidos y hasta dolor.

¿Y cómo se relaciona esto con Halloween y el Día de Muertos?  Son dos fiestas, que al parecer son equivalentes muy cercanos, si no básicamente intercambiables, pero que en realidad ocupan lugares muy distintos en cada mapa cultural.  Halloween es, esencialmente, un festejo construido a partir de un desafío o burla a la muerte y sus terrores, a los que se pretende neutralizar teatralizándolos.  Ocurre una especie de juego osado, un bailar frente a lo macabro.

En la cultura mexicana y mesoamericana en general, el Día de Muertos es otra cosa. Uno celebra, recuerda, honra a los seres queridos difuntos– padres, abuelos, tíos y otros familiares – y es muy común oir hablar a la gente de ‘mi muertito’ o ‘mi muertita’. A lo largo de las décadas y siglos de la Colonia, se fueron entrelazando tradiciones indígenas, precolombinas y precristianas de culto a los antepasados, por un lado, con los ritos del calendario cristiano y de esa interacción nacieron cosas nuevas: los estudiosos de la historia y cultura religiosa hablan de prácticas religiosas ‘sincréticas’. Así fue que la celebración del Día de Muertos vino a coincidir con el Día de Todos los Santos o la conmemoración de los Fieles Difuntos.

Las ramificaciones rituales de esta festividad son múltiples y complejas. Los pasteles honreados en la forma de calaveras y esqueletos, la creación de figuras de esqueleto en muchos casos vestidos y adornados con sombreros y otros accesorios, la preparación de altares con fotografías de seres queridos y con ofrendas a los mismos, la redacción de versos satíricos y una tradición iconográfica riquísima relacionada con la muerte (su exponente más famoso, José Guadalupe Posada, creó la inmortal ‘Catrina’ cuya imagen se ve arriba a la izquierda) son tan sólo algunas de las infinitas prácticas festivas que el Día de Muertos ha engendrado.

Si bien hay prácticas religioso-culturales en otras partes de la América Latina que guardan ciertas similitudes con el Día de Muertos –por ejemplo, el culto de ‘San La Muerte’ en la zona cultural guaraní del Paraguay, norte de la Argentina y sur del Brasil, de fuerte arraigo popular pero desestimadas por la Iglesia Católica como tradiciones paganas – no hay nada que se asemeje realmente al Día de Muertos y su centralidad en la cultura mexicana y mesoamericana.

No obstante, la entereza frente a la muerte y su aceptación, junto a la exigencia de mantener los vínculos de unión con los seres queridos desaparecidos, características fundamentales del Día de Muertos, forman un hilo conector que recorre gran parte del mapa cultural latinoamericano. Hace medio siglo, el gran guitarrista, compositor y cantante argentino, Atahualpa Yupanqui escribió en ‘Los hermanos’:

Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar.
En el valle, la montaña,
en la pampa y en el mar.        

Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños, cada cual.
Con la esperanza adelante,
con los recuerdos detrás.

. . .

Y así, seguimos andando
curtidos de soledad.
Y en nosotros nuestros muertos
pa que nadie quede atrás.

Yo tengo tantos hermanos
que no los puedo contar . . .          

Al final de cuentas, el desafío de interpretar los fenómenos culturales a través de las barreras del idioma nos exige una sutileza de comprensión aún más allá de lo que demanda la traducción.  Dos cosas que lucen muy parecidas pueden ser fundamentalmente distintas. En este caso, dos fiestas que evidentemente tienen que ver con la mortalidad humana: en un caso, un jocoso desafío a la muerte, en el otro, una amorosa comunión con los seres queridos difuntos.

Copyright ©2011-2012 by Pablo J. Davis. All Rights Reserved. Una versión de este ensayo apareció originalmente en octubre del 2011, en http://interfluency.wordpress.com. Se la vuelve a publicar en versión revisada, con traducción al español.

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2012-10-17 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Un tamal para mí, un “tamale” para ti

Queridos lectores,

En Estados Unidos, los tamales tienen más de un siglo de popularidad. Curiosamente, en inglés se usa generalmente el singular tamale.

Está tan arraigado este uso—sobre todo en la frase hot tamale (tamal picante), plato de gran venta callejera en pueblos y ciudades, ya en la primera década del siglo pasado—que se la debe considerar la forma correcta en inglés.

Partitura de canción popular de 1909, composición de Herbert Ingraham, editada por la Shapiro Music Company.

 

Otra frase de gran difusión es a hot tamale: mujer de gran atractivo físico, con connotación además de personalidad chispeante y encantadora.

¿Por qué, pues, tamale y no tamal?

Una posibilidad: del plural “tamales”, los angloparlantes infirieron que el singular sería todo menos la ‘s’ (así la regla en inglés): de ahí, a tamale por “un tamal”.

Para el lingüista, es una “retroformación” o “derivación regresiva” (inglés: back-formation).

La otra hipótesis es que el antiguo singular nahuátl, tamalli, era muy difundido en el español hablado del norte de México/sudoeste de USA; los angloparlantes lo habrían recogido de allí.  

Pero la retroformación es muy probable. Es lo que está detrás del singular frijole, por ejemplo, también frecuente en inglés

Igual proceso ocurre en todos los idiomas.  En español, el antiguo Sant’Iago (San Jacobo) devino Santiago, y por retroformación se empezó a creer que el santo se llamaba Tiago; de ahí también, la “invención”, si se quiere, del nombre Diego.

Good words!

Pablo

PS Para otra reflexión acerca de “tamal”vs tamale, haga clic aquí.

Una versión de este ensayo apareció originalmente en La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), junto a su versión en inglés, el 23 de septiembre del 2012.

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2012-10-09 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Misterios y Enigmas de la Traducción: el piropo y lo (casi) intraducible

Queridos lectores,

Pasa una agraciada joven por la calle; un caballero, inspirado, le dice: “¿Qué culpa tiene el árbol de haber nacido en el campo, y qué culpa mi corazón por amarte tanto?”

http://tinyurl.com/tuejanica2 ofrece ejemplos clásicos del piropo, algunas poesías sobre el tema y reflexiones sobre la decadencia si no extinción completa de la costumbre.

Sin duda, la escena descrita reviste cierto aire anticuado; hace tiempo que los comentarios obsequiados a la mujer en plazas o veredas tienden a ser menos líricos, y quienes los propinan un tanto menos gallardos.   Pero la tradición hispanolatina del piropo no ha desaparecido totalmente.

Desafíos particularmente díficiles y fascinantes para el traductor lo plantean aquellas palabras que designan un concepto inexistente en el otro idioma… o que acaso existe, pero sin cómo expresarse de modo fluido.

Tal el caso de “piropo” (significado original: rubí o granate rojo) en su acepción de requiebro o elogio brindado a la mujer por el hombre con fineza y algún toque de lirismo e incluso creatividad.

¿Cómo traducirlo al inglés? ¡Tamaño rompecabezas!Los  diccionarios  nos  ofrecen o explicaciones (flirtatious/flattering comment, comentario de flirteo y elogio, del Oxford Concise) o achatamientos (compliment, elogio, del Espasa-Calpe). Y hay quien lo traduce, paupérrimamente, con line: línea  o frase usada  cínicamente con fines de “levante,” por ejemplo en un bar.

Lectores y lectoras, ¿qué ideas tienen? ¿Existe una voz en inglés que exprese lo que es, o era, un piropo? ¿Existe el piropo, entendiéndolo bien como práctica cultural, en el mundo anglosajón?

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Una versión de este ensayo apareció originalmente en La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), junto a su versión en inglés, el 19 de agosto del 2012.

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2012-01-29 by Pablo J. Davis Leave a Comment

¿Dar o tomar un examen? / “Take” or “give” a test?

Queridos lectores,

Me es muy grato iniciar este ciclo de exploraciones del lenguaje, y en especial de las curiosidades e incógnitas de la traducción entre el español y el inglés.  Les invito a explorar conmigo y hoy propongo considerar algunos casos de “espejos” donde una misma idea es expresada exactamente a la inversa en uno y otro idioma.

Tal el caso de dar o tomar un examen. En inglés,  la maestra da el examen (the teacher gives the test) que los alumnos toman (the students take the test).  En español, la situación es más compleja.  En algunos países, por ejemplo Peru, Chile y Argentina, el estudiante da el examen y el maestro lo toma.

Esto no es porque el estudiante entrega el examen al  maestro, una vez terminado, sino que obedece a una lógica histórica: en tiempos pasados era muy común el examen oral—que el maestro tomaba, del mismo modo en que un juez toma declaración.

En México y otros países, en cambio, se dan otros usos: generalmente la profesora da el examen y el estudiante lo “toma” o “tiene”.

En todas partes, más formalmente el estudiante “rinde” examen.

Otro espejo lo ofrece la palabra sustituir (substitute).  Si leemos en inglés Subsitute pepper for salt, podemos creer, por analogía al español, que usaremos sal en vez de pimienta.  Pero la oración significa lo contrario: usar pimienta en vez de sal.

El fascinante paso de un idioma a otro—¡a veces nos tiende sus trampas!

Good words!

Pablo

Este ensayo, junto a su versión en inglés, se publicó originalmente en La Prensa Latina, Memphis, Tennessee, 22 julio 2012.

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