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American

2012-11-26 by Pablo J. Davis Leave a Comment

“El Macho”, machos y machismo

Querida lectora o lector,

La reciente y trágica muerte del boxeador puertorriqueño Hector “Macho” Camacho ha puesto en los titulares mundiales y en la lengua de muchos, a la palabra que apodaba a ese gran campeón del cuadrilátero, y que es sobrenombre común en el mundo hispano.

La traducción de la palabra “macho” al inglés, en su sentido biológico, es simplemente male (pronunciado ‘meil’).  Ambas voces derivan del latín masculus.

Héctor Luis Camacho Matías, El “Macho” Camacho, oriundo de Bayamón, Puerto Rico y campeón en su momento de siete coronas pugilísticas.

 

Como apelativo informal entre hombres también es común: “¿Cómo estás, macho?”, “¿Qué hacés, macho?” u otras variantes según el país.  El equivalente en inglés sería man:  “How are you, man?”

En inglés formal, el macho de cualquier animal esmale: por ejemplo male rabbit (conejo macho). Pero el lenguaje popular nos da jackrabbit; además de jack,tom y billy: tomcat (gato), billy goat (macho cabrío). Otras palabras típicas para designar al animal macho:buck (ciervo, ardilla, antílope, ferret, etc.), bull (toro, alce, hipopótamo, elefante, tiburón, foca, etc.) y cock(gallo, halcón, pavo, y otras muchas aves).

En inglés la palabra  macho, calcada directamente del español (y pronunciada ‘máchou’) significa hombre hipermasculino, muy viril o agresivo—lo que en español podría expresarse con “machote”. También es de uso frecuente la frase macho man; los mayores de cuarenta o cincuenta años recordarán el título, entre jocoso e irónico, de la canción de Village People del año 1978.  Estos usos, registrados  desde hace siglo y medio, han crecido mucho desde la década de 1960. Por no olvidar a machismo que aparece en el inglés recién alrededor de 1970 (en español se remonta al 1900).

Dadas las connotaciones de macho en inglés, muchos angloparlantes desconocen que en español la palabra simplemente se refiere al sexo masculino, como quien dice que el hijo recién nacido “salió macho”. Es decir que la palabra que en un idioma significa nada más que “del sexo masculino”, los miembros de otra comunidad lingüística la han tomado para expresar una versión extrema de la masculinidad.

¡Interesante, aunque no necesariamente motivo de orgullo, que esta palabra el inglés se la deba al español!

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 9 diciembre 2012 de La Prensa Latina (Memphia, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Pablo Julián Davis es Traductor Certificado por la Asociación Norteamericana de Traductores (ATA) para inglés>español e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee para inglés<>español. Ofrece traducciones, interpretación de primerísimo nivel, además de capacitación cultural inspiradora e interactiva, a través de su compañía, Interfluency Translation+Culture. Se lo puede contactar a pablo@interfluency.com.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: American, Camacho, cultura, culture, Davis, English, Hispanic, Interfluency, languages, Latin, Latino, machisimo, macho, Macho Camacho, macho man, male, man, masculino, Pablo, Spanish, traducción, traductor, translation, translator, US

2012-11-21 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Acción de Gracias: frase y fiesta

Llegó el cuarto jueves de noviembre, fiesta típicamente norteamericana y a la vez universal en su festejo de la cosecha, el Día de Acción de Gracias—tal el nombre correcto de Thanksgiving Day en español.

El artista norteamericano Norman Rockwell pintó en 1943 esta representación de una idealizada mesa familiar de Acción de Gracias para expresar una de las “Cuatro Libertades” afirmadas por el presidente Franklin D. Roosevelt: ser libre de penurias.

Como celebración anual, se remonta en forma continua no al temprano siglo 17 y los primeros encuentros entre colonos ingleses y los indígenas de Massachusetts, sino al año 1863, en plena guerra civil norteamericana.  Anteriormente, varios presidentes habían declarado Día de Acción de Gracias en tal o cual año, pero no era un ritual anual.  De hecho, el tercer presidente, Thomas Jefferson, se negó rotundamente a hacerlo, creyendo que atentaba contra la separación de estado y religión que el primer mandatario urja a la ciudadanía a rezar.

¿Por qué se llama así?  Hay quienes oyen en la frase “Día de Acción de Gracias” nada más que una torpe traducción al español del nombre en inglés. Circulan además otras versiones: “Día de las Gracias”, “Día de Gracias” y hasta el jocoso “Día del Pavo”.

En realidad, “Acción de Gracias” se refiere en el léxico católico a una misa especial, o bien a una oración de agradecimiento a Dios.  En la tradición protestante, se usa en forma similar.  Es decir, que antes de la invención de esta fiesta en los Estados Unidos, existió un concepto teológico y litúrgico al igual que una práctica religiosa personal con ese nombre.

En inglés, dar las gracias antes de comer es to say grace; antiguamente, antes de Shakespeare incluso, se decía siempre graces en plural, que, igual que las “gracias” del español, significa sencillamente “agradecimiento”.

En las colonias inglesas, oscilaba la declaración de un día de acción de gracias en ciertos años, y la de un día de penitencia y ayuno en otros, cuando malas cosechas, pestes u otros infortunios se entendían como señal de la ira divina.  Estas declaraciones las formulaban a veces gobernadores, a veces el clero.

Tapa del artista J.C. Leyendecker, revista Saturday Evening Post, 8 diciembre 1917, titulada “El Día de Acción de Gracias de un soldado” plasma la centenaria conexión de las fuerzas armadas norteamericanas con esta fiesta.

 

Esta mezcla de agradecimiento y humildad se reflejaba en los decretos presidenciales de Acción de Gracias, a partir de la Independencia . Junto al agradecimiento a Dios, se acostumbraba expresar remordimiento por los errores nacionales y el deseo de rectificarlos. (Una proclama anterior, la de George Washington en 1789, instaba al pueblo norteamericano ”a unirse en levantar con humildad nuestras oraciones y súplicas humildemente al gran Señor y Soberano de las Naciones junto a nuestros ruegos por el perdón Divino de nuestras transgresiones nacionales . . . “)  Esta nota de arrepentimiento, ya para el último cuarto del siglo 20, ya no se les ocurría más a los presidentes norteamericanos.

Muñeco gigante del Hombre de Hojalata en el Desfile de Macy’s, Nueva York, 1940. El personaje del “Mago de Oz” era toda una novedad, habiéndose estrenado la película el año anterior. El comercialismo, en definitiva, ha constituido por mucho tiempo un aspecto de la fiesta de Acción de Gracias.

 

La fiesta de Acción de Gracias ha asumido las más diversas formas a lo largo de su historia, y de una región a otra. Valgan tan sólo unos ejemplos. En el Sur se asociaba fuertemente con la caza por parte de los hombres, y posteriormente surgió un lazo con el fútbol americano. En la ciudad de Nueva York hasta pasado el 1900, era una ocasión carnavalesca (y con dejes del Halloween anglo-norteamericano) en la que grupos de jóvenes merodeaban por las calles exigiendo caramelos a los vecinos y transeúntes, bajo amenaza de jugarles bromas pesadas. Este tipo de descontroles urbanos dieron pie a un movimiento por domar o amansar la fiesta y hacer de ella un culto a la domesticidad familiar. La incorporación simbólica de las fuerzas armadas a la fiesta nacional, sobre todo en tiempos de guerra, ha sido otro aspecto importante de Acción de Gracias que se remonta a la guerra con España en 1898.

Además de sus diversos modos de celebración, esta fiesta siempre ha generado interpretaciones y  significados variadas y hasta contradictorias. Por un lado, suscita el cariño de mucha gente por no ser comercial y por no ir acompañada de ningún ritual de regalos: al contrario, su centro es una comida compartida con familiares, amigos y personas solas o necesitadas. Sin embargo, desde hace más de cien años, ha marcado el comienzo informal de la temporada de compras navideñas; a partir del temprano siglo veinte, importantes tiendas urbanas patrocinaban enormes desfiles (el más famoso, el de Macy’s en Nueva York, no fue el primero, ya que lo antedata el de Gimbel’s en Filadelfia, iniciado en 1920).

Se la ha visto ampliamente como una fiesta en esencia religiosa: a quien se da las gracias es a Dios.  Otra perspectiva, en cambio, es la de un agradecimiento más difuso, ya sea hacia la naturaleza, los padres de uno, etc. Debate imposible de resolver: los orígenes más remotos son, sin duda, religiosos y así, en su oposición a la proclama presidencial, lo entendió Jefferson. A la vez, la naturaleza protéica y cambiante de la fiesta ha hecho de ella, igualmente sin duda, una celebración en gran medida secular.

Otra contradicción está relacionada con los indígenas.  Por una parte existe la creencia de que el Día de Acción de Gracias es, en parte, un agradecimiento hacia los indígenas norteamericanos por su ayuda a los primeros colonos, la que permitió que éstos sobrevivieran el crudo invierno en una tierra cuyos cultivos desconocían. Por otra parte, hay quienes ven en la fiesta una afirmación de la conquista del indígena y hasta una especie de sacrificio ritual en el que el pavo simboliza al antiguo habitante aborigen.

El origen del Día de Acción de Gracias moderno durante la Guerra Civil, de la mano del Presidente Lincoln, da la clave para entender otra particularidad de la fiesta: por mucho años—incluso en las primeras décadas del siglo 20—era rechazada en el Sur por considerarse una imposición “yankee”. Con anterioridad, ya en las décadas de 1840 y 1850, los luchadores contra la esclavitud usaban Acción de Gracias como ocasión de actos y sermones “abolicionistas”; sumada a la figura de Lincoln, el recuerdo de esta asociación sólo reforzaba, para gran número de blancos sureños su desdén hacia esta fiesta. Ese desdén, claro está, hace mucho que pasó a la historia.

Otra connotación importantísima es la de Acción de Gracias como el día de regreso al seno familiar.  Para una población tan móvil como la norteamericana, esta fiesta había devenido ya para mediados del siglo 19, la ocasión del reencuentro de hijos desparramados por el territorio con sus padres y el hogar infantil. Home to Thanksgiving (De regreso a casa para Acción de Gracias), título de una famosísima litografía de Nathaniel Currier y James M. Ives, del año 1867, expresa perfectamente este elemento. El tema del retorno a casa recorre, con comedia y patetismo, la película Planes, Trains and Automobiles del año 1987 (distribuida en los países de habla hispana bajo el título Mejor sólo que mal acompañado).

Los eternos debates acerca del origen del Día de Acción de Gracias atestiguan su importancia como fiesta nacional. Simbólicamente se lo entiende como una  puesta en escena de los comienzos coloniales, los cuales repite ritualmente. Massachusetts, Maine, Florida y otros estados (entonces colonias) se disputan la primacía en cuanto sede de “la primera comida de Acción de Gracias”—the first Thanksgiving. La búsqueda de este origen es una quimera: sería como tratar de identificar la primera boda. Pues acción de gracias, con miníscula, es un gesto cuyos comienzos se pierden en las brumas del tiempo. Y de las diversas fiestas ocurridas en tal o cual colonia, ninguna ha tenido una continuidad llevada hasta la fecha.

La famosa litografía de Currier y Ives, del año 1867, plasma en su escena rural la noción profundamente arraigada en la cultura norteamericana, de la fiesta de Acción de Gracias como ocasión de retorno a la casa paterna para la población altamente móvil de Estados Unidos.

 

Hoy, pese a sus aspectos diversos y a veces contradictorios, Acción de Gracias sigue como referente insoslayable en el almanaque norteamericano.  Y como lo atestiguan los tamales de pavo,el  pavo al curry, la paella de pavo e incontables variantes más en millones de mesas familiares en todo el país, la fiesta ha mostrado una notable  flexibilidad capaz de acoger e incorporar a generación tras generación de inmigrantes.

En forma sentimental, pero no sin acierto, se ha dicho que el Día de Acción de Gracias es una especie de comunión cívica nacional.  Por cierto, es difícil pensar en otra fecha consagrada, para la casi totalidad de los 300 millones de habitantes del país, a una misma actividad compartida.

 En esta imagen, Disney combina la sentimental noción de que la fiesta de Acción de Gracias es, en parte, un agradecimiento a los indígenas norteamericanos, con una provocativa Princesa Pocahontas.

 

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved.

Pablo Julián Davis es Traductor Certificado por la Asociación Norteamericana de Traductores (ATA) para inglés>español e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee para inglés<>español. Ofrece traducciones, interpretación de primerísimo nivel, además de capacitación cultural inspiradora e interactiva, a través de su compañía, Interfluency Translation+Culture. Se lo puede contactar a pablo@interfluency.com.

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2012-11-18 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Misterios y Enigmas de la Traducción: Los 78 gritos de Lionel Messi

Querida lectora o lector,

Los titulares deportivos del mundo hispanohablante proclaman los “78 gritos” del genial futbolista argentino Lionel Messi, “La Pulga” en su apodo cariñoso, en lo que va del año.

Lionel Messi festeja un tanto de su autoría, vistiendo la 10 de la selección nacional argentina. De los 78 goles que ostenta en lo que va del año, una docena los convirtió con la albiceleste y los restantes 66 con el azulgrana del Barcelona.

Aquí “grito”, se entiende, es “grito de gol”. Con los dos convertidos el domingo 11 al Mallorca, el astro del Barça sobrepasó los 75 goles de “O Rei Pelé” en un año calendario (1958); el sábado 17, le hizo otros dos al Zaragoza.

Le quedan nueve partidos para alcanzar el  récord de 85, del alemán Gerd Müller en 1972.

Igual que “cabeza” por res, este “grito”, para los lingüistas, es una metonimia—una cosa (un gol) nombrada por uno de sus elementos (el festejo posterior).

El magro vocabulario del gol en inglés no puede con ese “grito”, y ni shouts ni celebrations funcionan.  ¿Estaremos condenados al insulso literalismo de goal—que no transmite ni pizca de la emoción y locura que trae ese hecho tan infrecuente y especial del fútbol?

El inglés americano sí abunda, en cambio, en sinónimos de  home run, el “jonrón” o “cuadrangular” del béisbol: se conecta un homer (vuelta a casa), dinger (campanada), tater (papita), round tripper (viaje de ida y vuelta), four bagger (cuatro bases) y sinnúmero de términos más.

Miguel Cabrera, estrella de los Tigres de Detroit de la Liga Americana del béisbol de Grandes Ligas, tras uno de los 44 cuadrangulares que conectó durante su épica campaña del 2012. El venezolano se conquistó la Triple Corona (títulos de jonrones, carreras impulsadas y promedio de bateo), proeza que ningún jugador había logrado en casi medio siglo.

 

¡Esa sí que es una riqueza, una lozanía léxica a la altura de los “golazos” y “tantos”, “pepas”, “pepinos” y “pepinillos”… y sí, los “gritos” de gol!

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Todos los derechos reservados. All Rights Reserved.

Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 25 noviembre 2012 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde aparece en la columna semanal ‘Misterios y Enigmas de la Traducción’ junto a su versión en inglés.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: America, American, baseball, béisbol, certified, comparative, cultura, cultural, culture, deporte, fútbol, goal, gol, Hispanic, Hispano, homerun, inglés, jonrón, Latin, Latin American, Latino, soccer, Spanish, sports, traducción, traductor, translation, translator, vocabulario, vocabulary

2012-10-19 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Misterios y Enigmas de la Traducción: El chachachá… y otro tamal

Querida lectora o lector,

Esta semana veamos dos palabras y su traducción: “chachachá” (contagioso ritmo de origen cubano) y “tamal”, palabra esta última que tratamos en otro ensayo reciente.

La tapa de este LP del año 1957 del gran pianista y director de orquesta veracruzano, Guillermo “Memo” Salamanca (1924-2008), luce ambas versiones del nombre: el clásico y triple “chachachá” del español (el título de la placa), y el trunco “cha-cha” del inglés (el nombre de la orquesta).

 

De ese coloso musical que es la isla de Cuba, emergió hacia 1953 un nuevo género bailable que haría sensación en el mundo (¡otro más!), creación del compositor, violinista y director de orquesta Enrique Jorrín.  Serenamente alegre, derivaba del danzón, ritmo generalmente tocado por charangas—pequeñas orquestas de sonido refinado o “afrancesado”, la melodía típicamente a cargo de la flauta y el violín. Jorrín lo llamó “chachachá” por su figura rítmica triple y el susurro de los zapatos de los bailarines contra el suelo. (La onomatopeya original habría sido “shashashá”.)

En inglés, pierde una sílaba: queda como “cha-cha” a secas, con acento en la primera, y las vocales arrastradas: el nombre del ritmo ya no lo reproduce.  Podemos sospechar que al angloparlante le cuesta ejecutar las tres cortas sílabas de chachachá (aunque los músicos no tienen tal dificultad), de ahí su simplificación.

La fonética también interviene con tamale: además de la inferencia lógica (aunque incorrecta) de los angloparlantes de que ese era el singular de tamales, también jugó su papel el oído del pueblo.  “Tamale” (terminando con sonido de “i”) suena más simpático en inglés—es más rítmico e incluso transmite cierta nota de exotismo para nombrar una comida que hace un siglo deleita al paladar norteamericano.

Un caso, pues, de algo perdido, y otro de algo ganado, en la traducción.

Good words!

Pablo

Una versión de este ensayo apareció en La Prensa Latina (Memphis, Tennessee) del 21 octubre 2012, junto a su versión en inglés.

Copyright © 2012 by Pablo J. Davis. All rights reserved.

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2012-10-17 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Un tamal para mí, un “tamale” para ti

Queridos lectores,

En Estados Unidos, los tamales tienen más de un siglo de popularidad. Curiosamente, en inglés se usa generalmente el singular tamale.

Está tan arraigado este uso—sobre todo en la frase hot tamale (tamal picante), plato de gran venta callejera en pueblos y ciudades, ya en la primera década del siglo pasado—que se la debe considerar la forma correcta en inglés.

Partitura de canción popular de 1909, composición de Herbert Ingraham, editada por la Shapiro Music Company.

 

Otra frase de gran difusión es a hot tamale: mujer de gran atractivo físico, con connotación además de personalidad chispeante y encantadora.

¿Por qué, pues, tamale y no tamal?

Una posibilidad: del plural “tamales”, los angloparlantes infirieron que el singular sería todo menos la ‘s’ (así la regla en inglés): de ahí, a tamale por “un tamal”.

Para el lingüista, es una “retroformación” o “derivación regresiva” (inglés: back-formation).

La otra hipótesis es que el antiguo singular nahuátl, tamalli, era muy difundido en el español hablado del norte de México/sudoeste de USA; los angloparlantes lo habrían recogido de allí.  

Pero la retroformación es muy probable. Es lo que está detrás del singular frijole, por ejemplo, también frecuente en inglés

Igual proceso ocurre en todos los idiomas.  En español, el antiguo Sant’Iago (San Jacobo) devino Santiago, y por retroformación se empezó a creer que el santo se llamaba Tiago; de ahí también, la “invención”, si se quiere, del nombre Diego.

Good words!

Pablo

PS Para otra reflexión acerca de “tamal”vs tamale, haga clic aquí.

Una versión de este ensayo apareció originalmente en La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), junto a su versión en inglés, el 23 de septiembre del 2012.

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2012-10-09 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Misterios y Enigmas de la Traducción: el piropo y lo (casi) intraducible

Queridos lectores,

Pasa una agraciada joven por la calle; un caballero, inspirado, le dice: “¿Qué culpa tiene el árbol de haber nacido en el campo, y qué culpa mi corazón por amarte tanto?”

http://tinyurl.com/tuejanica2 ofrece ejemplos clásicos del piropo, algunas poesías sobre el tema y reflexiones sobre la decadencia si no extinción completa de la costumbre.

Sin duda, la escena descrita reviste cierto aire anticuado; hace tiempo que los comentarios obsequiados a la mujer en plazas o veredas tienden a ser menos líricos, y quienes los propinan un tanto menos gallardos.   Pero la tradición hispanolatina del piropo no ha desaparecido totalmente.

Desafíos particularmente díficiles y fascinantes para el traductor lo plantean aquellas palabras que designan un concepto inexistente en el otro idioma… o que acaso existe, pero sin cómo expresarse de modo fluido.

Tal el caso de “piropo” (significado original: rubí o granate rojo) en su acepción de requiebro o elogio brindado a la mujer por el hombre con fineza y algún toque de lirismo e incluso creatividad.

¿Cómo traducirlo al inglés? ¡Tamaño rompecabezas!Los  diccionarios  nos  ofrecen o explicaciones (flirtatious/flattering comment, comentario de flirteo y elogio, del Oxford Concise) o achatamientos (compliment, elogio, del Espasa-Calpe). Y hay quien lo traduce, paupérrimamente, con line: línea  o frase usada  cínicamente con fines de “levante,” por ejemplo en un bar.

Lectores y lectoras, ¿qué ideas tienen? ¿Existe una voz en inglés que exprese lo que es, o era, un piropo? ¿Existe el piropo, entendiéndolo bien como práctica cultural, en el mundo anglosajón?

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Una versión de este ensayo apareció originalmente en La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), junto a su versión en inglés, el 19 de agosto del 2012.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: America, American, certificado, certified, comments, cultura, culture, Davis, flirteo, flirting, hispana, Hispanic, Hispano, Interfluency, intraducibilidad, intraducible, Julián, Latin American, latina, Latino, latinoamericana, lisonja, male-female, Pablo, piropo, requiebro, traducción, traductor, translation, untranslatability, untranslateable

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