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Interfluency

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Pablo J. Davis

Pablo is a lawyer, translator, and historian. Many of the posts, or short essays, here are drawn from the newspaper column “MIsterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation” (published weekly in La Prensa Latina, Memphis, Tennessee, since July 2012). Pablo had the good luck to grow up marinating in at least a half-dozen languages—his native Spanish and English; French, used by his parents to communicate what they thought were secrets; a salting of Yiddish and a rumor of German; and seasonings of Italian, Portuguese, and Russian. He has always been fascinated with language in its many aspects—a form of human behavior; a medium for the creation of beauty; a tool of persuasion and inspiration; a weapon and instrument of power; and a record of human history, knowledge, and thought, to name just a few. These are some of the concerns and passions that run through the essays on this site. Your interest is appreciated, and your thoughts and comments are very welcome.

2013-02-03 by Pablo J. Davis Leave a Comment

El español en el mapa/Spanish on the map

San Fernando de las Barrancas, Spanish fort at what would become the site of Memphis, Tennessee; c. 1795 …… San Fernando de las Barrancas, fuerte español en la que devendría la ubicación de Memphis, Tennessee; c. 1795.

Aquí Memphis: El español en el mapa de Memphis y el Medio Sur

Conferencia pública gratuita a cargo del Dr. Pablo J. Davis

Jueves 7 febrero 2013 / 6:00 – 7:45 p.m. en Museo “Pink Palace, 3050 Central Avenue, Memphis TN 38111

Cuando pensamos en nombres hispanos de ciudades y pueblos, y otros términos geográficos, no se nos viene primero a la mente ni Memphis ni el Medio Sur, sino más bien Florida, Texas y California. Sin embargo, Gayoso Avenue en el centro de Memphis, la localidad vecina de Cordova, Tennessee, el Condado de De Soto en Mississippi y San Fernando de las Barrancas (el fuerte español construído en 1795, en o muy cerca del actual sitio de la Pirámide) son algunos de los nombres locales o regionales que atestiguan conexiones con la lengua española y con la cultura hispano-latinoamericana. La conferencia del Dr. Pablo Julián Davis explorará estas conexiones y las ubicará en el contexto más amplio de los topónimos (o nombres de lugares) del Medio Sur.

Pablo Julián Davis es egresado de las Universidades de Johns Hopkins y Columbia, en Historia de América Latina, además de un certificado de la Universidad de Buenos Aires. Es traductor e intérprete profesional certificado, además de educador y entrenador cultural (www.interfluency.com). Su columna bilingüe, “Misterios y Enigmas de la Traducción”, aparece semanalmente en La Prensa Latina y en el blog interfluency.wordpress.com.

La conferencia se dictará en inglés; en la sesión de preguntas y respuestas, podrán hacerse comentarios o preguntas en español y éstas serán interpretadas

Fecha: jueves 7 febrero, 2013 Recepción: 6:00 – 6:30 p.m. Conferencia: 6:30 – 7:30 p.m. Preguntas y respuestas:7:30-8:00 p.m.

La entrada es libre y gratuita, sin necesidad de reserva

Para mayor información en inglés, llame al 901-636-2389; en español, escriba a pablo@interfluency.com o llame al 901-288-3018

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", conferencia, cultura, culture, Davis, español, geográficos, historia, history, Interflows, Interfluency, Julián, lecture, Medio Sur, Memphis, Mid-South, names, nombres, Pablo, Pablo Davis, Palace, Pink, Pink Palace, Pink Palace Museum, place, place names, Spanish, Spanish place names, Tennessee, topónimos, traductor, translator

2013-01-20 by Pablo J. Davis Leave a Comment

¡Peligro! Un “Notario Público” no es lo que parece

Querida lectora o lector,

Muchas de las palabras que consideramos en este espacio pertenecen a la cultura cotidiana: “yapa” y “educación”, “¡Felicidades!” y “¡Felicitaciones!”, el casi intraducible “piropo”.

Buena parte del quehacer traductoril de este servidor, en cambio, es de carácter legal: contratos y testamentos, cartas poder, demandas y reclamos.

Típico sello de ‘Notary Public’ en Estados Unidos. La traducción de este título por ‘Notario’ o ‘Notario ´Público’ no es sólo incorrecta sino potencialmente peligrosa.

En estas faenas, es frecuente toparse con el título de notary public, cuya traducción al español se nos exige.

Notary: ¡Tamaña trampa nos tiende esta palabra!

Pues la traducción obvia y directa por “notario público” es absolutamente incorrecta.

Los lingüistas hablan de “falsos amigos”: aquéllas palabras que parecen iguales, incluso tienen un origen común, pero significan cosas diferentes.

Así fabric (tela) no es fábrica ni sentence (castigo) sentencia, ni compromise(acuerdo, término medio)  compromiso.

En los países hispanohablantes, el notario (siempre es “público” porque requiere autorización del gobierno) es un abogado especializado en legalización de documentos y temas afines. En Argentina, Uruguay y Paraguay, son “escribanos”.

El notary norteamericano no es abogado; los requisitos para acceder a ese cargo son mínimos.

De ahí que la frecuentísima traducción de notary por “notario”, además de equivocada, pueda inducir al público inmigrante al error de creerlos abogados.

De hecho, esta traducción directa está expresamente prohibida por ley en algunos estados, entre ellos Texas y Florida.

Nuestra recomendación general es traducir notary por “fedatario”—individuo autorizado para dar fe de la legitimidad de las firmas y juramentos.

Good words!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 27 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", certificado, Certified Translator, cómo, cómo traducir, Davis, English, error, escribano, español, fedatario, inglés, Julián, law, legal, Memphis, mistake, mistranslation, notario, notary, Pablo, Pablo Julián Davis, public, público, Spanish, Tennessee, traducción, traducir, traductor, translation, translator

2013-01-13 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Yapa, charque y el quechua

Una representación de los famosos puentes de cuerda, una de las hazañas de la cultura quechua-incáica. Extraída de la monumental historia visual del Perú, “Nueva corónica y buen gobierno” (1615) de Felipe Guamán Poma de Ayala.

Querida lectora o lector,

Un lector argentino nos pregunta cómo traducir yapa al inglés.

Este fascinante vocablo se refiere a una añadidura de mercadería entregada al cliente sin cargo, o a cualquier “pequeño extra” de algo.

El origen de “yapa” está en el quechua, la lengua del imperio incáico. El contacto quechua-español fue masivo a partir de 1532; a él se deben voces como “cancha”, “ñato”, “poroto”, “choclo”, “papa”, “mate” y otras.

Para traducir “yapa” al inglés recurrimos, en efecto, al francés: la palabralagnappe (ó lagniappe).

El camino que conduce desde “yapa” a lagniappe tiene sus vueltas:  para empezar, “ñapa” es una variante palatalizada de “yapa”,  donde el primer sonido se forma subiendo la lengua hasta el paladar.

Resulta que los francófonos de Luisiana, zona de amplio contacto con el español, oían “la ñapa” como una palabra, afrancesándola a lagnappe.

La grafía ‘gn’ en francés (como en italiano) ya tiene valor de ‘ñ’ pero agregando la ‘i’ los angloparlantes entendían mejor la pronunciación. En Luisiana, lagniappe también puede significar propina y hasta mordida.

En México, el regalito del vendedor al cliente se llama “pilón” o “piloncillo”. Esta última palabra también significa una pequeña pirámide de azúcar sin refinar. La conexión tal vez sea por haber sido los piloncillos mismos una típica “yapa”, o bien por la idea de la punta que completa la montaña.  (El ensayo de “Mexico Bob” sobre la voz “pilón”, tan ameno como completo, puede leerse en inglés aquí.)

En inglés es común también la palabra bonus (bonificación, bono); la expresión a baker’s dozen (docena del panadero, o sea 13) transmite pintorescamente la idea de una yapa.

Otra voz de origen quechua, “charque” o “charqui” (carne disecada y salada) se traduce al inglés preservando —al igual que el caso de “yapa”— la raíz andina: jerky, raíz que como adjetivo también figura en jerked chicken, delicia jamaiquina.

Good words!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Una versión anterior de este ensayo se escribió originalmente para la edición del 20 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: baker's, baker's doze, bonus, charque, charqui, cultura, culture, dozen, English, español, hispana, Hispanic, inglés, intérprete, interpreter, jerky, lagnappe, lagniappe, Latin, latina, latinoamericana, Spanish, traducción, translation, yapa

2013-01-05 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Dos tipos de educación

Querida lectora o lector,

La semana pasada, veíamos cómo un único saludo en inglés, “Congratulations!”, expresa tanto nuestras “¡Felicitaciones!” por un éxito, cuanto nuestras “¡Felicidades!” ante pasajes vitales como casarse, tener un hijo, recibir el Año Nuevo.

De manera similar, “ser” y “estar” matizan un único verbo inglés, to be.  Se “conoce” a alguien y se “sabe” que 3×3=9; el angloparlante knows ambos. Lo que en el río era “pez”, deviene “pescado” en nuestro plato; en inglés, elfish nunca deja de ser fish.

Los dos significados de “educación” en español. La foto de la izquierda, de autor desconocido, pertenece al Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones Mexicanas (www.inehrm.gob.mx); la de la derecha, de procedencia desconocida. Ambas parecieran ser de la década de 1950.

 

Pero no vayamos a pensar que la lengua de Cervantes es la que siempre hila más fino. En otros casos, le toca el turno a la de Shakespeare.

Tomemos por caso la palabra “educación”. Puede significar, al igual que en inglés, estudio o instrucción formal.

Pero “educación” también es lo que se imparte a los hijos, ahijados, sobrinos.  Pasa tanto por cosas de superficie (decir “gracias” y “por favor”) como de fondo (respeto, gratitud, bondad). Modales y valores.

¿Y a quién le gustaría ser tildado de “maleducado”? Connota cosas feas: malos modales, falta de respeto, egoísmo, grosería.

Nos atrevemos a decir que este segundo significado de “educado” o “educación” es, para los hispanohablantes, incluso más importante.

El inglés expresa este sentido de “educado” con well brought up (literalmente: bien criado) o well-mannered (de buenos modales).  Esta acepción de “educación” sería upbringing o, término más popular, raising.

Good words!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 13 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

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2013-01-01 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Felicitaciones y felicidades: matices que importan

Querida lectora o lector,

Desde hace unas semanas, y por unos días más, transitamos una época del año llena de saludos y expresiones de buenos augurios.

Junto a saludos puntuales como “Feliz Año Nuevo” o “Feliz Navidad”, oímos “¡Felicidades!”—expresión muy común en el mundo hispano durante las fiestas.

Hay quienes confunden esta expresión con la de “¡Felicitaciones!”  Esto es natural en los angloparlantes: en inglés, ambas ideas suelen expresarse con una sola palabra, “Congratulations!”  Pero la confusión es compartida por no pocos hispanohablantes.

La dupla felicitaciones/felicidades ofrece un hermoso ejemplo de los sutiles matices que puede expresar una u otra lengua, en este caso el español.

Valga, pues, la distinción: una “felicitación” elogia o reconoce, mientras “felicidad” se refiere a esa sublime y bendita condición del corazón humano.

Así una graduación, un ascenso en el trabajo, un premio ganado, cualquier victoria o logro, evoca el saludo “¡Felicitaciones!” (Una alternativa particularmente común en España es “¡Enhorabuena!”).

En cambio, momentos trascendentes de la condición humana, del ciclo anual o los grandes pasajes vitales —el nacimiento de un hijo, un cumpleaños, una boda, o, como es el caso actual, fiestas como la de Año Nuevo— inspiran el más cálido y elevado “¡Felicidades!”

Resulta fascinante especular sobre la raíz cultural de esta distinción, ausente del inglés. ¿Cierta emotividad del español? Nos inclinamos más por adjudicarle un mayor sentido de lo ritual o ceremonial.

Good words… ¡y felicidades!

Pablo

Copyright ©2013 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 6 enero 2013 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", certificado, certified, comparative, congratulations, cultura, culture, diferencia, difference, English, English-Spanish, español, felicidades, felicitaciones, Hispanic, Hispano, inglés, interpreter, Julián, Latino, Pablo, Pablo Julián Davis, Spanish, traducción, traductor, translation, translator

2012-12-25 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Feliz Navidad, Felices Fiestas y otros saludos festivos

Cuando un joven guitarrista de 25 años, oriundo del histórico pueblo puertorriqueño de Lares (cuna del movimiento independentista de la Isla en el siglo 19), grabó una placa de musica navideña, Feliz Navidad (RCA Victor Latino, 1970), logró varias cosas.

Primero, gracias a la sencillísima pero pegajosa canción epónima ”Feliz Navidad,” ese muchacho, José Montserrate Feliciano García – José Feliciano a secas, para millones – se volcó a la fama mundial como músico y cantante.

Segundo, en la percepción pública de su arte, se vio atrapado por ese éxito: la mayoría del público consumidor de música popular ignora el virtuosismo de Feliciano como guitarrista anclado en la tradición clásica-española (como en modo similar, los sucesos del pianista Nat Cole y del guitarrista como cantantes pop hicieron que el gran público mundial desconociera su magistral dominio de sus respectivos instrumentos).

Y tercero, y relacionado más de cerca con esta temporada de fiestas, el éxito de la canción de Feliciano hizo que el saludo de ‘Feliz Navidad’ deviniera una de entre un puñado de frases en español que prácticamente todo angloparlante (ni hablar de nativos de otros idiomas) conoce.

Pero “Feliz Navidad” no es el único saludo intercambiado en el mundo hispano a esta altura del año.  La más ecuménica “Felices Fiestas” también es común.  Esto puede llegar a sorprender a quienes, en los Estados Unidos, ven (y se lamentan) en ese tipo de saludo y su equivalente en inglés, “Happy Holidays”, una insulsa secularización de una sagrada fiesta religiosa, secularización que imaginan como claudicación reciente por parte de una cultura cristiana mayoritaria, hasta hace poco cómodamente dominante en los Estados Unidos. Tal vez se imaginarían, también, que la cultura hispano/latinoamericana no ha experimentado una tendencia similar.

En realidad, la popularidad de Felices Fiestas y Feliz Navidad era más o menos pareja durante aproximadamente la primera mitad del siglo 20; el saludo más abiertamente religioso comenzó a sobrepasar a su “rival” alrededor de 1970 o 1975.  Esto, al menos, es el cuadro que emerge a partir de la literatura digitalizada por Google e incorporada a una impresionante base de datos, accessible a través de la herramienta Google Ngram Viewer. En el siguiente diagrama, Feliz Navidad se traza en azul y verde, Felices Fiestas en rojo y amarillo.

Ahora bien: la frase ”Felices Fiestas” (y su equivalente en inglés, Happy Holidays) tampoco es necesariamente secular. Después de todo, la raíz de holidays es ‘holy days’ (literalmente ‘santos días’), y la palabra “fiestas” puede aludir a festividades religiosas también. Por ejemplo, el clérigo español del siglo 19, Valentín Mañosa y Arboix, propone en su libro Nuevo triunfo de la verdad católica el siguiente saludo, a usarse con otros cristianos que uno cree dirigirse por caminos equivocados:

“Deseo a V. y compañeros felices fiestas, y que el divino Jesús con su luz eterna disipe las tinieblas del error en que, por desgracia, están Vds. envueltos.” 

Habrá dado sus satisfacciones al Padre Valentín componerla, ¡pero por algún motivo la fórmula que de ideó no se ha impuesto, exactamente, como saludo popular!

Aparte de ”Navidad” y “las Navidades”, el español cuenta con otra manera de referirse a la fiesta del natalicio de Jesúcristo: ”las Pascuas de Navidad”.  La palabra “pascua” es más familiar y de uso más común para referirse a la Fiesta de la Resurrección, entroncándose en el Hemisferio Norte con la primavera y sus asociadas festividades paganas de la más remota antigüedad. Derive, por vía del latín pascha y el griego πάσχα, en última instancia del hebreo pesach (la pascua judía).

Pero “pascua” tiene otra acepción, registrada también por el Diccionario de la Real Academia Española: “Cada una de las solemnidades del nacimiento de Cristo, del reconocimiento y adoración de los Reyes Magos y de la venida del Espíritu Santo sobre el Colegio Apostólico”.

Así es que, “Felices Pascuas de Navidad”, o más escuetamente “Felices Pascuas”, es un saludo navideño alternativo, particularmente popular en España.

Claro está que, al margen de las palabras, se operan múltiples instancias de traducción cultural en esta época del año.  La iconografía de la nieve, si bien se vuelve cada vez más un recuerdo en extensas zonas de Estados Unidos a raíz de los cambios climáticos, es directamente una fantasía en la mayoría de la América Latina. La realidad navideña de Lima o Buenos Aires es más bien de mallas, piscinas, cohetes y fuegos artificiales: allí el cielo nocturno en Nochebuena se parece más al Día de la Independencia, el 4 de julio en los Estados Unidos.

Hay otras sutilezas culturales además. “Papa Noel” y “Santa Claus” (a veces escrito en fonética más hispana como “Santa Clos”) se rivalizan en español como nombres para el ártico repartidor de regalos navideños. (En inglés hay una alternativa también, ya que en Gran Bretaña el nombre “Father Christmas” tiene gran acogida.)  El horario para la apertura de regalos en Estados Unidos tiende a ser en la mañana del 25, en vez de la medianoche de Nochebuena tan típica del mundo hispano. Y la procesión tradicional de Las Posadas, ya limitada mayormente a México y la América Central, ofrece una puesta en escena popular de la búsqueda de alojamiento por parte de María y José; con la tremenda afluencia de mexicanos a los Estados Unidos, se difunde en ese país también. (Algo parecido ocurre con el Día de los Muertos.)

En grandes zonas del mundo hispano, el Día de Reyes sigue siendo una fiesta importante los 6 de enero. Al poner sus zapatos o, en algunos países, cajitas, fuera de su puerta como recipiente para los regalos que traerán los Reyes Magos, participan de una festividad navideña de honda tradición. Se deja paja y agua para los camellos, costumbre de la cual se percibe un eco en el mundo anglosajón en que se pone leche y galletitas para Papa Noel y sus renos.

La celebración de Navidad, propiamente dicha, experimentó gran crecimiento en la década de 1960, sobrepasando ampliamente a Reyes y trayendo consigo toda la iconografía germano-nórdica de nevadas, pinos, Papa Noel y el resto. Pero, en forma similar a Las Posadas, el Día de Reyes ha aguantado, tanto como tradición en sí, cuanto como (al menos en parte) resistencia a la norteamericanización cultural.

Los chicos más listos y abiertos celebran ambas fiestas. ¡Claro que el hecho de que así recibirán regalos dos veces en menos de quince días, es una mera y feliz casualidad! Felices Fiestas to all, y a todos Happy Holidays, con el amistoso saludo de Pablo Julián Davis e Interfluency Translation+Culture.

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2012-11-26 by Pablo J. Davis Leave a Comment

“El Macho”, machos y machismo

Querida lectora o lector,

La reciente y trágica muerte del boxeador puertorriqueño Hector “Macho” Camacho ha puesto en los titulares mundiales y en la lengua de muchos, a la palabra que apodaba a ese gran campeón del cuadrilátero, y que es sobrenombre común en el mundo hispano.

La traducción de la palabra “macho” al inglés, en su sentido biológico, es simplemente male (pronunciado ‘meil’).  Ambas voces derivan del latín masculus.

Héctor Luis Camacho Matías, El “Macho” Camacho, oriundo de Bayamón, Puerto Rico y campeón en su momento de siete coronas pugilísticas.

 

Como apelativo informal entre hombres también es común: “¿Cómo estás, macho?”, “¿Qué hacés, macho?” u otras variantes según el país.  El equivalente en inglés sería man:  “How are you, man?”

En inglés formal, el macho de cualquier animal esmale: por ejemplo male rabbit (conejo macho). Pero el lenguaje popular nos da jackrabbit; además de jack,tom y billy: tomcat (gato), billy goat (macho cabrío). Otras palabras típicas para designar al animal macho:buck (ciervo, ardilla, antílope, ferret, etc.), bull (toro, alce, hipopótamo, elefante, tiburón, foca, etc.) y cock(gallo, halcón, pavo, y otras muchas aves).

En inglés la palabra  macho, calcada directamente del español (y pronunciada ‘máchou’) significa hombre hipermasculino, muy viril o agresivo—lo que en español podría expresarse con “machote”. También es de uso frecuente la frase macho man; los mayores de cuarenta o cincuenta años recordarán el título, entre jocoso e irónico, de la canción de Village People del año 1978.  Estos usos, registrados  desde hace siglo y medio, han crecido mucho desde la década de 1960. Por no olvidar a machismo que aparece en el inglés recién alrededor de 1970 (en español se remonta al 1900).

Dadas las connotaciones de macho en inglés, muchos angloparlantes desconocen que en español la palabra simplemente se refiere al sexo masculino, como quien dice que el hijo recién nacido “salió macho”. Es decir que la palabra que en un idioma significa nada más que “del sexo masculino”, los miembros de otra comunidad lingüística la han tomado para expresar una versión extrema de la masculinidad.

¡Interesante, aunque no necesariamente motivo de orgullo, que esta palabra el inglés se la deba al español!

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved. Este ensayo se escribió originalmente para la edición del 9 diciembre 2012 de La Prensa Latina (Memphia, Tennessee), donde forma parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Pablo Julián Davis es Traductor Certificado por la Asociación Norteamericana de Traductores (ATA) para inglés>español e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee para inglés<>español. Ofrece traducciones, interpretación de primerísimo nivel, además de capacitación cultural inspiradora e interactiva, a través de su compañía, Interfluency Translation+Culture. Se lo puede contactar a pablo@interfluency.com.

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2012-11-23 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Diciembre, nieve y amores: cómo traducir un mes

Querida lectora o lector,

Llega diciembre, con las fiestas de Navidad y Hanukkah, la Noche Vieja que cierra el año, y el comienzo del invierno en el Hemisferio Norte. Como veremos, tiene intrigantes asociaciones románticas también.

Como lo atestigua la primera sílaba de su nombre, diciembre era el décimo mes en la remota antigüedad romana. De hecho, en el calendario juliano de origen romano, imperante hasta hace cuatro siglos, el Año Nuevo comenzaba en marzo. Posteriormente (posiblemente alrededor de 500 a 400 AEC), se le agregaron al año dos meses más: enero y febrero. Enero devino el comienzo del año de calendario, pero marzo seguía considerándose el comienzo real del año hasta la temprana modernidad: según el país, o bien el primero, el 15  o el 25.   Así, diciembre conservaba de algún modo su calidad de décimo mes.

Bacall y Bogart: está todo dicho.

 

En cuanto a sus connotaciones nevadas, éstas se alejan cada vez más de la realidad en el Hemisferio Norte con los cambios climáticos en curso.  En el Sur, donde diciembre marca el comienzo del verano, son un obvio sinsentido.

Otro sinsentido en el Sur es la metáfora presente en la frase “May-December romance” (a veces expresada en español como “romance primavera-otoño).

El simbolismo de esos meses, precisamente, forma el marco de “September Song” (Canción de Septiembre, 1938), con letra de Maxwell Anderson y música de Kurt Weill: “It’s a long way from May to December/And the days grow short when you reach September” (Hay largo trecho entre mayo y diciembre/Y los días se acortan cuando llega septiembre”)

En lugares como Chile, Argentina y Uruguay, la literatura junto al lenguaje popular oscilan entre el sistema de metáforas heredado de España (los “quince abriles” de una adolescente, por ejemplo) y adaptaciones nuevas, acordes con el entorno geográfico.

La letra del tango No nos veremos más (1935), de la pluma del uruguayo Federico Silva, maneja con hermosura la nueva codificación de los meses y estaciones.  El hombre, tristemente convencido de que su relación amorosa con una joven no puede durar, le canta: “Tu luz de verano me soleó el otoño…/No puedo engañarte, mi adiós es sincero/Tu estás en enero, mi abril ya pasó”.

El ‘Varón del Tango’, Julio Sosa canta “No nos veremos más”

Willie Nelson canta “Canción de septiembre” (September Song)

 

Good words!

Pablo

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. All Rights Reserved. Todos los derechos reservados.

Este ensayo fue escrito originalmente para las edición del 2 diciembre 2012 de La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), como parte de la columna semanal bilingüe Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

Filed Under: Interflujos Idioma+Cultura Blog Tagged With: "Pablo J. Davis", age, amores, canciones, certificado, certified, cultura, culture, Davis, December, diciembre, estaciones, Julián, letra, love, lyrics, meses, metáforas, metaphors, months, Pablo, Pablo Julián Davis, romance, romances, seasons, songs, tango, traducción, traductor, translation, translator, youth

2012-11-21 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Acción de Gracias: frase y fiesta

Llegó el cuarto jueves de noviembre, fiesta típicamente norteamericana y a la vez universal en su festejo de la cosecha, el Día de Acción de Gracias—tal el nombre correcto de Thanksgiving Day en español.

El artista norteamericano Norman Rockwell pintó en 1943 esta representación de una idealizada mesa familiar de Acción de Gracias para expresar una de las “Cuatro Libertades” afirmadas por el presidente Franklin D. Roosevelt: ser libre de penurias.

Como celebración anual, se remonta en forma continua no al temprano siglo 17 y los primeros encuentros entre colonos ingleses y los indígenas de Massachusetts, sino al año 1863, en plena guerra civil norteamericana.  Anteriormente, varios presidentes habían declarado Día de Acción de Gracias en tal o cual año, pero no era un ritual anual.  De hecho, el tercer presidente, Thomas Jefferson, se negó rotundamente a hacerlo, creyendo que atentaba contra la separación de estado y religión que el primer mandatario urja a la ciudadanía a rezar.

¿Por qué se llama así?  Hay quienes oyen en la frase “Día de Acción de Gracias” nada más que una torpe traducción al español del nombre en inglés. Circulan además otras versiones: “Día de las Gracias”, “Día de Gracias” y hasta el jocoso “Día del Pavo”.

En realidad, “Acción de Gracias” se refiere en el léxico católico a una misa especial, o bien a una oración de agradecimiento a Dios.  En la tradición protestante, se usa en forma similar.  Es decir, que antes de la invención de esta fiesta en los Estados Unidos, existió un concepto teológico y litúrgico al igual que una práctica religiosa personal con ese nombre.

En inglés, dar las gracias antes de comer es to say grace; antiguamente, antes de Shakespeare incluso, se decía siempre graces en plural, que, igual que las “gracias” del español, significa sencillamente “agradecimiento”.

En las colonias inglesas, oscilaba la declaración de un día de acción de gracias en ciertos años, y la de un día de penitencia y ayuno en otros, cuando malas cosechas, pestes u otros infortunios se entendían como señal de la ira divina.  Estas declaraciones las formulaban a veces gobernadores, a veces el clero.

Tapa del artista J.C. Leyendecker, revista Saturday Evening Post, 8 diciembre 1917, titulada “El Día de Acción de Gracias de un soldado” plasma la centenaria conexión de las fuerzas armadas norteamericanas con esta fiesta.

 

Esta mezcla de agradecimiento y humildad se reflejaba en los decretos presidenciales de Acción de Gracias, a partir de la Independencia . Junto al agradecimiento a Dios, se acostumbraba expresar remordimiento por los errores nacionales y el deseo de rectificarlos. (Una proclama anterior, la de George Washington en 1789, instaba al pueblo norteamericano ”a unirse en levantar con humildad nuestras oraciones y súplicas humildemente al gran Señor y Soberano de las Naciones junto a nuestros ruegos por el perdón Divino de nuestras transgresiones nacionales . . . “)  Esta nota de arrepentimiento, ya para el último cuarto del siglo 20, ya no se les ocurría más a los presidentes norteamericanos.

Muñeco gigante del Hombre de Hojalata en el Desfile de Macy’s, Nueva York, 1940. El personaje del “Mago de Oz” era toda una novedad, habiéndose estrenado la película el año anterior. El comercialismo, en definitiva, ha constituido por mucho tiempo un aspecto de la fiesta de Acción de Gracias.

 

La fiesta de Acción de Gracias ha asumido las más diversas formas a lo largo de su historia, y de una región a otra. Valgan tan sólo unos ejemplos. En el Sur se asociaba fuertemente con la caza por parte de los hombres, y posteriormente surgió un lazo con el fútbol americano. En la ciudad de Nueva York hasta pasado el 1900, era una ocasión carnavalesca (y con dejes del Halloween anglo-norteamericano) en la que grupos de jóvenes merodeaban por las calles exigiendo caramelos a los vecinos y transeúntes, bajo amenaza de jugarles bromas pesadas. Este tipo de descontroles urbanos dieron pie a un movimiento por domar o amansar la fiesta y hacer de ella un culto a la domesticidad familiar. La incorporación simbólica de las fuerzas armadas a la fiesta nacional, sobre todo en tiempos de guerra, ha sido otro aspecto importante de Acción de Gracias que se remonta a la guerra con España en 1898.

Además de sus diversos modos de celebración, esta fiesta siempre ha generado interpretaciones y  significados variadas y hasta contradictorias. Por un lado, suscita el cariño de mucha gente por no ser comercial y por no ir acompañada de ningún ritual de regalos: al contrario, su centro es una comida compartida con familiares, amigos y personas solas o necesitadas. Sin embargo, desde hace más de cien años, ha marcado el comienzo informal de la temporada de compras navideñas; a partir del temprano siglo veinte, importantes tiendas urbanas patrocinaban enormes desfiles (el más famoso, el de Macy’s en Nueva York, no fue el primero, ya que lo antedata el de Gimbel’s en Filadelfia, iniciado en 1920).

Se la ha visto ampliamente como una fiesta en esencia religiosa: a quien se da las gracias es a Dios.  Otra perspectiva, en cambio, es la de un agradecimiento más difuso, ya sea hacia la naturaleza, los padres de uno, etc. Debate imposible de resolver: los orígenes más remotos son, sin duda, religiosos y así, en su oposición a la proclama presidencial, lo entendió Jefferson. A la vez, la naturaleza protéica y cambiante de la fiesta ha hecho de ella, igualmente sin duda, una celebración en gran medida secular.

Otra contradicción está relacionada con los indígenas.  Por una parte existe la creencia de que el Día de Acción de Gracias es, en parte, un agradecimiento hacia los indígenas norteamericanos por su ayuda a los primeros colonos, la que permitió que éstos sobrevivieran el crudo invierno en una tierra cuyos cultivos desconocían. Por otra parte, hay quienes ven en la fiesta una afirmación de la conquista del indígena y hasta una especie de sacrificio ritual en el que el pavo simboliza al antiguo habitante aborigen.

El origen del Día de Acción de Gracias moderno durante la Guerra Civil, de la mano del Presidente Lincoln, da la clave para entender otra particularidad de la fiesta: por mucho años—incluso en las primeras décadas del siglo 20—era rechazada en el Sur por considerarse una imposición “yankee”. Con anterioridad, ya en las décadas de 1840 y 1850, los luchadores contra la esclavitud usaban Acción de Gracias como ocasión de actos y sermones “abolicionistas”; sumada a la figura de Lincoln, el recuerdo de esta asociación sólo reforzaba, para gran número de blancos sureños su desdén hacia esta fiesta. Ese desdén, claro está, hace mucho que pasó a la historia.

Otra connotación importantísima es la de Acción de Gracias como el día de regreso al seno familiar.  Para una población tan móvil como la norteamericana, esta fiesta había devenido ya para mediados del siglo 19, la ocasión del reencuentro de hijos desparramados por el territorio con sus padres y el hogar infantil. Home to Thanksgiving (De regreso a casa para Acción de Gracias), título de una famosísima litografía de Nathaniel Currier y James M. Ives, del año 1867, expresa perfectamente este elemento. El tema del retorno a casa recorre, con comedia y patetismo, la película Planes, Trains and Automobiles del año 1987 (distribuida en los países de habla hispana bajo el título Mejor sólo que mal acompañado).

Los eternos debates acerca del origen del Día de Acción de Gracias atestiguan su importancia como fiesta nacional. Simbólicamente se lo entiende como una  puesta en escena de los comienzos coloniales, los cuales repite ritualmente. Massachusetts, Maine, Florida y otros estados (entonces colonias) se disputan la primacía en cuanto sede de “la primera comida de Acción de Gracias”—the first Thanksgiving. La búsqueda de este origen es una quimera: sería como tratar de identificar la primera boda. Pues acción de gracias, con miníscula, es un gesto cuyos comienzos se pierden en las brumas del tiempo. Y de las diversas fiestas ocurridas en tal o cual colonia, ninguna ha tenido una continuidad llevada hasta la fecha.

La famosa litografía de Currier y Ives, del año 1867, plasma en su escena rural la noción profundamente arraigada en la cultura norteamericana, de la fiesta de Acción de Gracias como ocasión de retorno a la casa paterna para la población altamente móvil de Estados Unidos.

 

Hoy, pese a sus aspectos diversos y a veces contradictorios, Acción de Gracias sigue como referente insoslayable en el almanaque norteamericano.  Y como lo atestiguan los tamales de pavo,el  pavo al curry, la paella de pavo e incontables variantes más en millones de mesas familiares en todo el país, la fiesta ha mostrado una notable  flexibilidad capaz de acoger e incorporar a generación tras generación de inmigrantes.

En forma sentimental, pero no sin acierto, se ha dicho que el Día de Acción de Gracias es una especie de comunión cívica nacional.  Por cierto, es difícil pensar en otra fecha consagrada, para la casi totalidad de los 300 millones de habitantes del país, a una misma actividad compartida.

 En esta imagen, Disney combina la sentimental noción de que la fiesta de Acción de Gracias es, en parte, un agradecimiento a los indígenas norteamericanos, con una provocativa Princesa Pocahontas.

 

Copyright ©2012 Pablo J. Davis. Se reservan todos los derechos. All Rights Reserved.

Pablo Julián Davis es Traductor Certificado por la Asociación Norteamericana de Traductores (ATA) para inglés>español e Intérprete Certificado por la Suprema Corte de Tennessee para inglés<>español. Ofrece traducciones, interpretación de primerísimo nivel, además de capacitación cultural inspiradora e interactiva, a través de su compañía, Interfluency Translation+Culture. Se lo puede contactar a pablo@interfluency.com.

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2012-11-18 by Pablo J. Davis Leave a Comment

Misterios y Enigmas de la Traducción: “Dreamers” y soñadores

Queridos lectores,

A la luz de la reciente elección presidencial en Estados Unidos, resalta el papel activo de los hispanolatinos en la vida política, por no mencionar la cultural, social y económica del país.

Dentro de este marco, surge un nuevo movimiento social de hispanos jóvenes, traídos por la inmigración informal (ilógica, por no decir inhumana, persistir a esta altura en llamarla “ilegal”) a Estados Unidos de niño, y que sueñan con el estudio universitario, el trabajo y todas las posibilidades de una vida plena.

Carteles en una manifestación de “Dreamers”, activistas a favor del proyecto de ley “DREAM Act”. Uno de los carteles cita textualmente a la consabida frase pronunciada por Martin Luther King, Jr. en la histórica marcha a Washington del año 1963.

¿Por qué dan en llamarse “Dreamers”—y no “Soñadores”, en español? Veamos.

Todo idioma asimila palabras de origen extranjero.  En inglés, passport viene del francés; hoosegow (cárcel) deriva de “juzgado”. A propósito del reciente huracán, levee (del francés) y dike (del holandés) significan “dique”.

En español se usan “input” (del inglés), “menú” (del francés), “alcancía” (del árabe), “tomate” (del náhuatl).

Son “palabras préstamo”… ¡aunque nunca se devuelvan!

Hay quienes los clasifican como válidos al suplir un vacío (por ejemplo, el español no tenía cómo decir “láser”), o como innecesarios “barbarismos” cuando el idioma ya contaba con una o más palabras equivalentes (“chequear/checar” por “verificar” ó “revisar”). Pero la voz extranjera, lejos de ser innecesaria, suele ofrecer otro tono ó connotación.

Esto ayuda a entender “Dreamers”. Primero, estos jóvenes luchan por la aprobación del llamado DREAM Act (sigla de “Development, Relief and Education for Alien Minors”); coherente el uso político del nombre y sus matices patrióticas.

Más aún: ¿qué más natural para una generación creciendo en este país, empapada de su cultura, que inspirarse y nutrirse de la fuerza emocional de la frase “American Dream” (Sueño Americano)—y de los ecos de la inmortal frase de Martin Luther King? La lógica de que estos soñadores se llamen “Dreamers” es poderosa. A veces, traducimos mejor al no traducir.

Good words!

Pablo

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Se escribió una versión de este ensayo, junto a su versión en inglés, para el periódico La Prensa Latina (Memphis, Tennessee), publicándose en la edición del 9 septiembre 2012. Apareció como parte de la columna semanal Misterios y Enigmas de la Traducción/Mysteries & Enigmas of Translation.

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